¿DEBES PREOCUPARTE SI TU ORACIÓN ES SECA?

La sequedad en la oración es extremadamente común, ya que muchos de los santos soportaron períodos de sequía que los hicieron clamar a Dios en busca de ayuda

Shutterstock

A veces puede parecer que los santos tenían vidas de oración perfectas, sin absolutamente ningún obstáculo en su búsqueda de Dios.

Sin embargo, cuando miramos más de cerca, muchos santos tuvieron períodos de sequía, en los que no sentían nada cuando oraban.

Para muchos de nosotros esto es algo que ocurre a diario: nos sentamos a orar y no sucede nada.

Nuestro corazón no siente ningún consuelo por parte de Dios, e incluso podemos estar tentados a pensar que Dios no está ahí.

Clama a Dios

San Francisco de Sales anima al lector en su Introducción a la Vida Devota a no angustiarse y a aprovechar la ocasión para expresar su frustración con Dios :

Si a veces sucede, hija mía, que no tienes gusto ni consuelo en tu meditación , te suplico que no te turbes, sino que busques alivio en la oración vocal, lamentes a nuestro Señor , confieses tu indignidad, implores su ayuda , beses su imagen, si está a tu lado, y digas con las palabras de Jacob: “No te dejaré, si no me bendices”, o con la mujer cananea: “Sí, Señor, soy como un perro delante de ti, pero los perros comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos”.

La clave para la sequedad en la oración es no darse por vencido.

Dios está ahí, junto a nosotros, pero puede que nuestro corazón no esté abierto a Él, o puede que Él esté permitiendo que una situación así ponga a prueba nuestro corazón.

Hagamos lo que hagamos, debemos perseverar y llevar nuestras preocupaciones y cuidados a Dios, dejándole que haga con nosotros lo que Él quiera.

Philip Kosloski 

Fuente: Aleteia