Durante la Misa, varias oraciones o invocaciones se repiten tres veces. Esta forma litánica nos ayuda a sumergirnos en las peticiones hechas al Dios Trino
Dominio público |
Después del Yo confieso a Dios,
decimos el Señor, ten piedad, que consiste en tres súplicas al Señor, a Cristo
y de nuevo al Señor, a quien pedimos misericordia. Se trata de un texto con un
claro significado trinitario: es para dirigirse al Padre, al Hijo y al Espíritu
Santo, para obtener su misericordia.
Sentido
Trinitario
La triplicación de las fórmulas responde en primer
lugar a esta realidad: proclamamos un Dios trino, uno en tres personas, donde
el Espíritu Santo personifica el amor infinito y recíproco del Padre por el
Hijo. La visión de Isaías, que es el origen del sanctus, es una de las
formulaciones más completas de esto en el Antiguo Testamento:
"Vi al Señor sentado en un trono muy alto […]
Los serafines estaban de pie sobre él […] Le gritaban: '¡El Señor está con
nosotros! […] Se gritaban unos a otros: '¡Santo! ¡Santo! ¡Santo es el Señor del
universo! Toda la tierra está llena de su gloria" (Is 6,1-3).
En efecto, aunque el Antiguo Testamento no se haya
beneficiado aún de la revelación del Dios Trino, el tres es ya el símbolo de la
plenitud y la divinidad. Por eso se dice que Dios es "tres veces
santo".
No insistas
como los paganos
La repetición suele asociarse a la pedagogía, pero
también se utiliza en la liturgia. Sin embargo, antes de enseñar a sus
discípulos el Padrenuestro, Jesús les advirtió:
"Cuando oréis, no insistáis como los paganos,
pues se imaginan que a fuerza de palabras serán escuchados."(Mt 6,7).
¿No es ante todo no olvidar nunca que la oración
se dirige a un Padre que responde a sus hijos, y protegerlos de todo
automatismo?
Sin embargo, la oración por repetición y la
letanía están en el corazón de la vida espiritual, como demuestra la difusión
del rosario. Repetir, pedir una y otra vez, permite a los fieles impregnarse de
las palabras que dirigen a Dios, interiorizarlas.
El salmo 136 es un buen ejemplo, repitiendo
al final de cada versículo: "¡Su amor permanece para siempre!"
Triple
invocación
La triple invocación del Cordero tiene la misma
función: verdaderamente, Señor, tú que nos salvas, ten piedad. Ya invocada
durante el Kyrie, la misericordia del
Padre se implora también en el himno Gloria:
"Tú que quitas los pecados del mundo, ten
piedad de nosotros; Tú que quitas los pecados del mundo, recibe nuestra
oración; Tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de
nosotros".
Ante la gloria de la Trinidad eterna se repite:
"Porque solo Tú eres santo, solo Tú eres el Señor, solo Tú eres el
Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo, en la gloria de Dios Padre".
Valdemar
de Vaux
Fuente: Aleteia