Un misionero polaco, Dominik Kustra, cuenta su experiencia viviendo en distintos países para compartir la Palabra de Dios, incluso en sitios peligrosos
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Foto: Mónica Muñoz. Dominio público |
Comunicólogo de profesión, también es
teólogo y pedagogo. Pero - en sus palabras -lo que mejor lo define
es ser misionero. Actualmente realiza el programa "Noche
de los Testigos" para Radio María, y graba programas para EWTN y el canal ESNE, El
Sembrador.
La valiosa
libertad religiosa
Para él es una gracia de Dios que en
México aún se puedan realizar eventos religiosos en espacios públicos, sin que
nadie lo impida.
Ante más de tres mil participantes en
un rosario misionero, celebrado en Celaya, Guanajuato -ciudad con alto nivel de
riesgo debido a los cárteles del narcotráfico que pelean por el control del
territorio-, compartió una experiencia vivida en Nigeria, el país más peligroso
del mundo para los cristianos.
Dominik contó que visitaron una
parroquia para entrar a la Misa de las 7:00 am. pensando que asistiría poca
gente; sin embargo, a los pocos minutos, el enorme templo -con capacidad para
unas 2 mil 500 personas - estaba lleno.
Hacía cuatro semanas que los
terroristas islámicos habían explotado un auto, justamente cuando las familias
entraban a Misa, dejando cuatro muertos y más de cien heridos. Sin embargo,
este hecho no amedrentó a los fieles. Junto a las tumbas de los fallecidos, una
mujer le dijo: "Hermano, aquí ni las bombas nos pueden separar del amor de
Dios porque es mucho más grande que la violencia".
Luego, en la Misa de las once, en una
capilla de la misma parroquia, un hombre mayor se sentó a su lado. Durante la
homilía se quedó dormido. "Era algo tierno", comentó Dominik.
Le tomaron una foto y después de la
celebración mostró la imagen al párroco, que, riendo dijo, "no es por mi
homilía, ¿verdad?". El sacerdote les confió que el señor vivía en una
aldea y que para ir a la Misa de las 11 se levantaba a las cuatro de la mañana
para iniciar su caminata de cinco horas por desierto y montaña. Desde hace 13
años asiste sin falta a Misa.
La misión es
para todos
Por eso es una fortuna tener la
libertad de acudir a la Iglesia sin tener que enfrentar persecuciones. Y en
cuanto a la misión, Dominik dice que todos los cristianos tienen la oportunidad
de realizarla en donde viven.
Pero ciertamente, hay congregaciones
religiosas que requieren voluntarios para ir a lugares específicos, como
Chiapas y el Nayar, donde los jóvenes pueden hacer labores de ayuda muy
valiosas. El requisito es ser mayor de edad y tener deseo de ir a apoyar.
Otra hermosa experiencia que recuerda
con cariño fue la de una mujer de 55 años que quería acompañarlos a una misión
en Nicaragua, pero que sentía que no tenía preparación académica suficiente
para ser útil. Sin embargo, sabía cocinar muy bien. Se convirtió en la
"mamá misionera" porque acudían con ella todas las jóvenes a platicar
y pedirle consejo "ella hizo mejor su labor que todos nosotros", dice
sonriente.
Orgullosos
de ser católicos
Por último, Dominik considera que la
situación de México es privilegiada, pues si tuviéramos las mismas dificultades
que en esos países, donde podría costarles la vida manifestar su fe en público,
quizá nadie iría a Misa.
Por eso pidió orar todos los días por
los misioneros y los hermanos perseguidos, para que tengan fuerza de perseverar
en la fe y afrontar las dificultades diarias.
Y para los que vivimos en libertad,
pidió que valoremos y apreciemos lo que tenemos.
"Siéntanse orgullosos de ser
católicos y creer en Jesucristo, porque la fe no debería avergonzarnos en
ningún lugar" enfatizó. "Seamos auténticos testigos de Jesucristo con
nuestra vida cotidiana".
Mónica
Muñoz
Fuente: Aleteia