¿Palos en la rueda?
Dominicas de Lerma |
Hola, buenos
días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Tal y como
expresaba ayer Lety, lo del árbol caído ha sido realmente impresionante. Yo
misma era una de las que no podía explicárselo. Sin embargo, así ha sucedido.
Ayer mismo,
entre el hortelano y la hermana procuradora se pusieron a podarlo. Lo hacían
con mucho cuidado para que no se cayera de golpe, porque no se puede quitar
fácilmente un árbol caído tan grande, y si además está apoyado en una tapia, es
más complejo aún.
Decidieron
seguir un método: primero cortar las ramas finas, luego las ramas más gruesas,
y así, poco a poco, ir liberando el árbol de peso hasta poder llegar a talar el
tronco. Al ver cómo lo hacían, me di cuenta de que muchas veces la oración es
así.
¿Cuántas veces
hemos experimentado que, de pronto, un obstáculo se presenta en nuestro camino?
Esto sucede, pero lo importante es no quedarse paralizado ante lo que intenta
impedirnos avanzar. Para ello, podemos llevar al Señor en la oración esos
“palos en la rueda”, ese árbol caído que necesitamos retirar. Y Él procede de
la misma manera que el hortelano: primero comienza a liberar peso quitando las
ramas pequeñas, y poco a poco se acerca más al “tronco” de la cuestión.
Cristo quiere
que tengamos vida, que seamos felices. Lo que sucede es que solemos pensar que
la felicidad es la ausencia de problemas. La verdadera felicidad es tener a
Cristo en nuestra vida, y con Él, hasta los grandes obstáculos se pueden
superar. ¡Con Cristo todo es posible! Es más, son precisamente esas situaciones
las que nos llevan a replantearnos la autenticidad de nuestra vida, o donde
sale a la luz cómo está nuestro corazón, y así Él puede ir sanando nuestra
vida.
Hoy el reto del
amor es llevar a la oración ese “árbol caído” que impide que avances en la vida
en el Espíritu. Es Jesús quien lo va a realizar en ti, pero Él quiere que tú lo
desees, que verdaderamente lo dejes en Sus manos. “Confía en Él, y Él actuará.”
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!
22 octubre 2024
Fuente: Dominicas de Lerma