La oración es una necesidad que se lleva dentro del corazón, aunque no se le reconozca, pero recordemos que es la manera más eficaz de relacionarnos con Dios.
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Dominio público |
"Este
misterio [de la fe] exige que los fieles crean en él, lo celebren y vivan de él
en una relación viviente y personal con Dios vivo y verdadero. Esta relación es
la oración". CEC 2558
Es,
por tanto, una necesidad que el ser humano lleva impresa en su corazón, aunque
en ocasiones no la reconozca como tal, como dice san Agustín:
"La
oración, sepámoslo o no, es el encuentro de la sed de Dios y de la sed del
hombre. Dios tiene sed de que el hombre tenga sed de Él". CEC 2560
Puede
ser que cuando todo le va bien, ni siquiera se acuerde de Dios, pero al llegar
el momento de la angustia, volverá sus ojos al cielo clamando su ayuda, como lo
expresara san Juan Damasceno:
"La
oración es la elevación del alma a Dios o la petición a Dios de bienes
convenientes". CEC 2559
El mejor
momento para la oración
De acuerdo con lo anterior, ¿cuándo
será el mejor momento para hacer oración?
San Pablo recomienda a los filipenses:
"No se angustien por nada, y en cualquier circunstancia, recurran a la
oración y a la súplica, acompañadas de acción de gracias, para presentar sus
peticiones a Dios (Fil 4, 6).
Cualquier momento y lugar es propicio
para orar, sin embargo, puedes buscar un espacio y un tiempo especial para
entregarte a ella sin interrupciones. Y cuando tu estado de ánimo no esté en
condiciones para dialogar con el Señor, recuerda que será la mejor oportunidad
para hacerlo, Él está siempre contigo.
Mónica Muñoz
Fuente: Aleteia