Cada 5 de agosto, miles de pétalos de rosas blancas cubren el interior de la Basílica Santa María la Mayor en Roma para conmemorar el “Milagro de la Nieve”, un hecho extraordinario que ocurrió en ese mismo lugar hace más de mil seiscientos años.
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Fieles presencian el "Milagro de la Nieve". Crédito: Daniel Ibáñez/ EWTN News. Dominio público |
En la noche del 4 al 5 de agosto del año 358 en Roma, la Virgen
María se apareció en sueños al Papa Liberio y también a un patricio romano de
nombre Juan. Ambos soñaron que la Virgen les pedía construir una iglesia en su
honor en el lugar que ella indicaría mediante un acontecimiento milagroso.
A pesar de las altas temperaturas propias del verano de la
Ciudad Eterna, en la madrugada del 5 de agosto de aquel año nevó milagrosamente
en la Colina del Esquilino. Una década después, se erigió en ese preciso lugar
un primer templo dedicado a la Virgen María.
Más
tarde, en el año 431, el Papa Sixto III construyó la iglesia que hoy en día
conocemos como la Basílica de Santa María la Mayor, dedicada a la Virgen de las
Nieves. Esta es la razón por la que Santa Maria Maggiore se
llama también Basílica Liberiana o ad Nives.
En memoria de lo ocurrido, cada año se recuerda este milagro con
una hermosa tradición. Durante la misa de la mañana, en el momento del Gloria,
se abre una trampilla situada en el techo del templo desde donde llueven
pétalos blancos.
Además de la Santa Misa a las 10.00 (hora local) presidida por
Cardenal Stanislaw Rylko, Arcipreste de la Basílica, se celebrarán las Vísperas
a las 17.30, que por primera vez en su Pontificado contarán con la presencia
del Papa Francisco.
Cabe recordar que
esta basílica tiene un significado especial para el Papa Francisco, ya que la
visitó a primera hora de la mañana del primer día de su pontificado, el 14 de
marzo de 2013, para encomendar su ministerio a la Madre de Dios ante el icono
de María Salus Populi Romani, Protectora del Pueblo Romano.
Desde entonces, cada vez que emprende
un viaje fuera de Roma, el Pontífice acude a Ella antes y después para rezar y
agradecer por los frutos del mismo.
Además,
el Santo Padre afirmó hace unos meses que desea ser enterrado en esta basílica
por una promesa que le hizo a la Virgen María y que, de hecho, “ya está
preparado el lugar”.
Tras las Vísperas de esta tarde, a las 19.00 horas, Mons. Emilio
Nappa, Presidente de las Obras Misionales Pontificias, clausurará esta
festividad con la celebración de una última Misa.
Por Almudena
Martínez-Bordiú
Fuente: ACI