CÓMO UNA SANA APRECIACIÓN DE LA NATURALEZA PUEDE LLEVARNOS A DIOS

San Buenaventura creía que el mundo que nos rodea podía ayudarnos a acercarnos a Dios

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Aunque pasamos constantemente por la naturaleza y el mundo natural, no siempre nos detenemos a apreciar su belleza o la presencia de Dios en ella.

San Buenaventura escribe en  El viaje del alma hacia Dios : "En cuanto al espejo de las cosas sensibles, contemplamos a Dios no sólo a través de ellas, sino también en ellas, en cuanto que Dios está en ellas por su esencia, potencia y presencia; y este modo de reflexión es superior al anterior. Por eso esta contemplación viene en segundo lugar, como segundo grado de la contemplación, por el que debemos ser conducidos a la contemplación de Dios en todas aquellas criaturas que entran en nuestra mente por los sentidos corporales".

Reconociendo la presencia de Dios

El santo franciscano sigue los pasos de San Francisco al reconocer la presencia de Dios en la naturaleza y cómo el mundo creado nos conduce inevitablemente a Aquel que lo creó.

Y continúa: “podemos concluir que todas las criaturas de este mundo de realidades sensibles conducen el espíritu del hombre contemplativo y sabio al Dios eterno. En efecto, las criaturas son sombras, ecos y figuras de ese Principio primero, potentísimo, sapientísimo y mejor, de esa fuente eterna, luz y plenitud; de ese Arte eficaz, prototípico y ordenador. Son vestigios, imágenes y espectáculos que se nos ofrecen para que contemplemos a Dios”.

El  Catecismo de la Iglesia Católica  se hace eco de estos pensamientos, explicando: " La belleza de la creación refleja la infinita belleza del Creador y debe inspirar el respeto y la sumisión de la inteligencia y de la voluntad del hombre " .

Esto es algo que el Papa Francisco ha enfatizado en su encíclica  Laudato si' , instando a los cristianos de todo el mundo a cuidar la creación como administradores fieles, viendo en ella la belleza de Dios.

Ante todo, es importante ver la creación no como algo que “dominar”, sino como un don de Dios para nuestro bienestar. Cuando somos capaces de apreciar la naturaleza y ver en ella la presencia de Dios, nuestra alma se ve impulsada a alabar a Dios y estamos más dispuestos a protegerla de la devastación.

La naturaleza lleva impresa en ella la marca del Creador. Está en nosotros detenernos y verla dentro del maravilloso plan de Dios para la humanidad.

Philip Kosloski 

Fuente: Aleteia