Hace unos 800 años, la Madre de Dios se le apareció al carmelita San Simón Stock para entregarle un escapulario, el cual se ha vuelto muy popular con el paso de los siglos y que los católicos usan por amor a la Virgen del Carmen, cuya fiesta se celebra el 16 de julio.
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En la entrevista, el P. Amesti relató que el día de
la aparición mariana San Simón Stock rezó suplicante esta oración: “Flor del
Carmelo, Viña Florida, Esplendor del Cielo, Virgen Fecunda, Oh Madre tierna
intacta de hombre, a los carmelitas proteja tu nombre”.
La Enciclopedia
Católica relata que en 1247 San Simón fue elegido
sexto general de los carmelitas y logró que la Orden se expandiera por el sur y
oeste de Europa, sobre todo en Inglaterra.
El
santo obtuvo la “aprobación temporal del Papa Inocencio IV para la regla
alterada de la Orden, que se había adaptado a las condiciones europeas”.
“Sin
embargo, la Orden fue oprimida y estaba aún luchando para ser aceptada, ya sea
consiguiendo el consentimiento del clero secular o la tolerancia de las otras
órdenes”, describe la Enciclopedia.
Es
en ese contexto que San Simón Stock suplica a la Santísima Virgen que proteja a
la Orden y Ella acude en su auxilio, dándole el escapulario con la indicación
de que se dirijan “sin miedo al Papa Inocencio [IV], porque recibirían el
remedio para sus dificultades”.
Los
religiosos siguieron el consejo de la Virgen “y la Orden recibió una bula o
carta de protección de Inocencio IV contra esas molestias”, precisa la
Enciclopedia.
El escapulario, impulso de los
carmelitas
El
P. Amesti explicó que el origen del “escapulario está ligado al paso [de la
Orden carmelita] de Israel a Europa”, y dijo que en 1251 San Simón Stock
recibió “la prenda del escapulario para reforzar el cambio institucional que
estaban viviendo los carmelitas, de ermitaños a mendicantes”.
La
Virgen acompañó a la Orden en este complejo proceso, “y por eso le entrega el
escapulario como signo de protección a los carmelitas”, añadió el sacerdote.
La
devoción a la Virgen del Carmen se propagó por el mundo gracias a la expansión
de los carmelitas y se dieron muchos hechos milagrosos.
Finalmente, el P. Amesti recordó que “el escapulario es una
librea, un vestido de pertenencia de la época feudal” que “era un signo de
protección”, y señaló que “la Virgen promete que aquel que lleva el
escapulario, el sábado próximo a su muerte, va a poder gozar de la vida eterna”.
Por Redacción
Central
Fuente: ACI