Aunque el sacerdote o el obispo están visiblemente presentes en cada Misa, es Jesús quien actúa a través de ellos y es el agente principal de la celebración de la Eucaristía
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A veces
puede ser fácil olvidar que Jesús está plenamente presente en cada Misa y que
el sacerdote o el obispo es sólo un instrumento de su poder milagroso.
El
sacerdote no puede lograr nada sin la ayuda sobrenatural de Dios que actúa a
través de él.
En la persona
de Cristo
El Catecismo de la Iglesia Católica explica
que Jesús es el agente principal de la Eucaristía:
Los
cristianos se reúnen en un mismo lugar para celebrar la asamblea
eucarística, a cuyo frente está el mismo Cristo, principal agente de la
Eucaristía, sumo sacerdote de la Nueva Alianza, quien preside
invisiblemente toda celebración eucarística . En representación de
Cristo, el obispo o sacerdote, actuando en persona de Cristo
cabeza (in persona Christi capitis), preside la asamblea, habla
después de las lecturas, recibe las ofrendas y dice la Plegaria Eucarística.
CIC 1348
San
Juan Pablo II destaca esta frase en su encíclica Ecclesia de Eucharistia y recuerda su
significado:
La expresión, repetida por el Concilio Vaticano II, según la cual
«el sacerdote ministerial, actuando en la persona de Cristo, realiza el
Sacrificio Eucarístico», estaba ya firmemente arraigada en la enseñanza papal.
Como he señalado en otras ocasiones, la expresión in persona Christi «significa
más que ofrecer «en nombre de» o «en lugar de» Cristo. In persona significa
en específica identificación sacramental con el Sumo y eterno Sacerdote , autor y sujeto principal de este
sacrificio suyo, un sacrificio en el que, en verdad, nadie puede ocupar su
lugar».
Esta enseñanza
es una de las razones por las que el sacerdote dice en primera persona: “Este
es mi cuerpo”.
El sacerdote
no se refiere a su propio cuerpo, sino al cuerpo de Jesús, pronunciando las
palabras como si las pronunciara Jesús.
De hecho,
Jesús está pronunciando esas
palabras a través del sacerdote de una manera mística, haciéndose presente en
el pan y el vino a través de las palabras del sacerdote.
El sacerdote
es simplemente un instrumento de Dios. Aunque a simple vista parezca el
celebrante principal de la Misa, es Cristo mismo quien actúa entre bastidores a
través de cada acción del sacerdote.
Philip Kosloski
Fuente: Aleteia