En el Padre Nuestro rezamos a Dios: "Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo". Pero, ¿qué significa eso exactamente?
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Cuando rezamos el Padre Nuestro, hay una frase en la que se pide
que se haga la voluntad de Dios. Puede parecer sencillo, pero tiene muchas
capas de significado.
El Catecismo de la Iglesia Católica explica parte del significado
de la voluntad de Dios en su sección sobre el Padre Nuestro.
Para que todos se salven
Nuestro Padre "quiere que todos los hombres se salven y
lleguen al conocimiento de la verdad ". Él "es benigno con vosotros,
no queriendo que ninguno perezca". Su mandamiento es "que os améis
unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros".
Este mandamiento resume todos los demás y expresa toda su voluntad.
CEC 2822
Las representaciones populares de Dios en la cultura moderna
pueden hacer parecer que Dios es un tirano que quiere esclavos descerebrados
que le sirvan.
Sin embargo, eso está muy lejos de la verdad. Dios es amor y no
quiere que ninguno de sus hijos perezca. Quiere reunir a todos en su redil:
"Nos ha dado a conocer el misterio de su voluntad, según el
beneplácito que puso en Cristo… para reunir en él todas las cosas, las que
están en los cielos y las que están en la tierra. En Cristo hemos obtenido
también una herencia, habiendo sido destinados según el designio de aquel que
realiza todas las cosas según su consejo y voluntad." Pedimos con
insistencia que este plan de amor se realice plenamente en la tierra como ya se
realiza en el cielo.
CEC 2823
Jesús cumple la voluntad del Padre
Para cumplir la voluntad del Padre en la tierra como en el cielo,
Jesús vino y dio su vida por todos:
En Cristo, y mediante su voluntad humana, se ha cumplido
perfectamente y de una vez para siempre la voluntad del Padre. Jesús dijo al
entrar en este mundo: "He aquí que vengo, oh Dios, a hacer tu
voluntad". Sólo Jesús puede decir: "Hago siempre lo que le
agrada". En la oración de su agonía, consiente totalmente en esta
voluntad: "no se haga mi voluntad, sino la tuya". Por eso Jesús
"se entregó a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente
siglo malo, según la voluntad de nuestro Dios y Padre." Y por esa voluntad
hemos sido santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una
vez para siempre".
CEC 2824
Aunque a través de Cristo se realiza la voluntad del Padre, sigue
siendo posible rechazar la invitación a amar a Dios con el corazón, la mente y
las fuerzas.
Al rezar el Padrenuestro, buscamos también alinear nuestra
voluntad con la de Dios, dejándonos amar por Él ahora y por toda la eternidad.
Philip
Kosloski
Fuente: Aleteia