En el Foro Omnes, con una asistencia masiva de participantes, impartió una charla bajo el título: "¿Necesitamos a Dios?"
El
mundialmente conocido Jacques Philippe (1947 Lorraine, Francia), sacerdote de
la Comunidad de las Bienaventuranzas y autor de best seller de espiritualidad como "La
paz interior" "La libertad interior" "Si conocieras en don
de Dios" está estos días en
Madrid donde ha impartido un retiro
de Adviento en la parroquia de San Juan de la Cruz. Jacques Philippe en Madrid. Dominio público
Ayer
participó en el Foro Omnes-Fundación CARF celebrado en la Universidad
Villanueva de Madrid, también con una asistencia masiva de participantes, en
donde impartió una charla bajo el título: "¿Necesitamos a Dios?"
¿Necesita la sociedad actual a Dios?
Jacques Philippe estudió Teología y Derecho Canónico en Roma en donde en 1981 empezó su labor como director espiritual de sacerdotes y seminaristas de la Comunidad. Desde 1994, asume nuevas responsabilidades en la Comunidad en Francia: dirección espiritual, desarrollo de la formación de la Comunidad, y participación en el Consejo General. Predica regularmente Ejercicios Espirituales en Francia y en el extranjero.
"Dios no abandona al hombre"
Porque
frente a los que afirman que Dios priva al hombre de su libertad y que hay que
proclamar la muerte de Dios, Jacques Philippe reivindica que el
hombre pensará que tiene mucha libertad, pero está solo, "sin nadie que le
ilumine y con quien pueda discernir. El papel de Dios como padre no es
asfixiar nuestra libertad sino iluminar para saber
ejercerla tanto para nosotros como para los demás".
En esta
sociedad, desprovista de Dios, el sacerdote, cuyos libros se han traducido
a 18 idiomas, proclama: Sin Dios, no hay
misericordia. Privarnos de Dios es privarnos de esperanza. Aunque
nuestra vida no haya sido perfecta, aunque tengamos errores, no es una
catástrofe definitiva, porque nos espera la vida eterna, el encuentro con
Dios". Al respecto, dio ayer una primicia: un nuevo libro que está terminando
sobre la esperanza.
Porque para este sacerdote, que pasó varios años años en Jerusalén y Nazaret, estudiando hebreo y las raíces judías del Cristianismo, las miserias y errores del ser humano son una oportunidad para que Dios nos perdone. "Hay muy buenos profesionales, como los psicólogos, que ayudan en las angustias del ser humano. Pero ninguno de ellos puede perdonar los pecados. Cuando nos encontramos con la misericordia de Dios, el nos sana y nos cura".
Ausencia de Dios, fuente de angustia
En
cuanto a los sufrimientos y las heridas de las personas, hasta tal punto de
"no podernos soportar ni a nosotros mismos" da un remedio: "Los
hombres necesitan ser salvados. Creo que el hombre solo puede aceptarse a
así mismo con la mirada de Dios, con la ternura de Dios. Necesitamos
a Dios que nos tiene preparada la mesa del festejo, de la fiesta".
Después de su charla y durante el coloquio, uno de los asistentes le preguntó sobre el conflicto de Israel y la disputa entre judíos y musulmanes. "Es muy dramático y es una situación compleja. Creo que hay una llamada a la oración y rezar para que el Espíritu Santo toque los corazones".
Intercesores para el mundo
En esta
línea, y a otra pregunta sobre las personas que están muy alejadas de Dios o
que abandona la fe cristiana por sectas y otros grupos, respondió:
"Debemos ser conscientes de que no puedo convencer a todo el mundo
para que venga a la Iglesia pero sí puedo rezar por todo el
mundo y tener caridad con ellos. Debemos creer en el poder
de la oración y en el ofrecimiento de nuestro sufrimiento. Dios
nos ha establecido como intercesores para el mundo. Y una de las oraciones más
potentes es el rosario".
Y para
concluir, animó a los presentes a tener paciencia, a admitir el misterio del
tiempo, a aceptar que somos impotentes, a creernos de verdad que Dios ama a
todo el mundo, a tener esperanza, a esperar en Dios y en su misericordia, en su
sabiduría. A dejar actuar a Dios porque para él, nada es imposible.
Porque Él es el Salvador. Un lujo escuchar a este sabio.
Marta Santín
Fuente: ReligiónConfidencial