No es ningún secreto que muchas órdenes y congregaciones religiosas no están sabiendo "dar con la tecla" para atraer nuevas vocaciones religiosas.
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(Fotos: Rachel Lombardi / Tennessee Register). Dominio público |
Desde hace años, los últimos días de
julio suelen significar para esta orden surgida hace algo más de siglo y medio
un incremento de sus hermanas, que ya son más de 300, con una media de
edad que ronda los 40 años.
Se puede afirmar que las nuevas
religiosas se multiplican: si en 2021 fueron seis las que
profesaron sus votos perpetuos, este año la cifra ascendió a doce
nuevas hermanas que concluyeron los 8 años de formación pertinentes.
Las nuevas religiosas profesaron sus
votos perpetuos de obediencia, castidad y pobreza ante el obispo Mark
Spalding, durante la Santa Misa que presidió junto con sus homólogos
David P. Talley (Memphis), Michael J. Izen (auxiliar de St. Paul y Minneapolis
o el abad Cletus D. Meagher.
"Hoy es un día de gran
alegría para nosotros como comunidad católica, ya sea formando parte de la
congregación de Santa Cecilia o de la Iglesia en general", dijo
Spalding. Aquí reunidos, continuó, somos conscientes de la dedicación de
estas mujeres a Cristo. Dios nos ha bendecido con aquellos que han respondido
con el gran `sí´ al llamado de Dios".
Katie Peterson, del Tennessee Register,
conversó con algunas de las nuevas profesas, como Eva Marie Gorman, para quien
ese "sí" fue como ver cumplido un sueño que comenzó
a los 12 años.
"Cuando conocí a las hermanas
dominicas, me atrajo nuestro carisma para contemplar y dar a los demás los
frutos de nuestra contemplación. Anhelaba, y aún anhelo, la unión
profunda con Dios en la oración y la gracia de hacer que esta oración
se desborde en la predicación, difundiendo la verdad del Evangelio para la
salvación de las almas", afirmó.
Para Rachel Marie Boyd, su vocación
fue más "tardía" que la de su hermana. Tuvo constancia de su llamado
durante sus estancia en la universitarios de Provicence College,
donde estudió junto con las hermanas y frailes dominicos.
"A medida que escuchaba al
Señor en oración, me dejó muy claro que me estaba llamando a ingresar a las
Hermanas Dominicas de Santa Cecilia y llenó mi corazón de paz y alegría
ante esa perspectiva. En esta comunidad encuentro el eco de los deseos de
mi propio corazón: un amor profundo por Jesús, una entrega a predicar y
enseñar su verdad y su amor, una maternidad espiritual sencilla y hermosa,
y la libertad que proviene de vivir una vida enteramente entregada a
Dios", expuso.
"Como el Cielo en la
tierra"
En los segundos previos a la
profesión, el padre Peter Martyr Yungwirth, de la Provincia
Dominica de San José, se dirigió a las religiosas en la homilía para
recordarles las implicaciones de los votos que iban a anunciar.
"Cuando profeséis los votos
perpetuos, lo haréis en honor de Dios y bajo la protección de la Santísima
Virgen María y nuestro padre Santo Domingo. En ese momento, se os darán
los dones con los que ella (la Virgen) desea colmaros. Mientras haces tu
'Sí' al Señor, ofreciéndole tus bienes, tu cuerpo y tu voluntad, como le
ofreces toda tu vida, encomiéndate a la Santísima Virgen María y a nuestro
santo padre Domingo , para que por sus méritos y oraciones, seáis defendidas
por su ayuda protectora", subrayó el sacerdote.
Concluida la homilía, las doce
religiosas se postraron ante el altar mientras una a una iban realizando su
profesión de votos durante una misa que vivieron como "el Cielo en
la tierra" desde su comienzo.
"Más de lo que podía
imaginar"
"Hacer los votos perpetuos
es un regalo que va más allá de lo que podría haber imaginado. Todo
el día está profundamente impreso en mi corazón, lleno de profundas gracias y
abundante alegría. Creo que si tuviera que decir cómo me sentí, mi
respuesta sería: completa”, dijo la hermana Rachel Marie.
En el caso de la hermana Rosaria
Bermejo, profesó sus votos dos veces, una en inglés y otra en tagalo, por
su ascendencia filipina, "para que todos escuchasen cada palabra que
dijese".
"Espero ser fiel a mis votos de
pobreza, castidad y obediencia durante toda mi vida. Quiero vivir cada día
más profundamente mis votos por amor a Jesús ya su Iglesia. Rezo para
que Dios me haga santa a través de la vida fiel de mi vida religiosa
y que muchas almas se salven a través de su gracia obrando en
mí", afirmó.
Para muchas, el momento más emotivo
de la jornada fue el tradicional abrazo, como señala Eva Marie: "Mi parte
favorita fue cuando todas las hermanas de votos perpetuos nos abrazaron como
señal de nuestra aceptación en la congregación. Fue una experiencia
gozosa del amor fraterno de nuestra vida comunitaria, y estoy abrumada de
gratitud por la bondad, la misericordia y el amor de mis hermanas".
J. M. C.
Fuente: ReL