Vacaciones para descansar de todo, ¿incluyendo a Dios? Podemos estar cansados, agobiados y frustrados por la rutina diaria, pero Dios quiere hacernos compañía...
Salir de vacaciones puede ser la
oportunidad que esperamos durante todo el año, tanto si son fuera o dentro de
la ciudad; incluso en nuestra propia terraza. Este es el momento en el que
queremos descansar de nuestras rutinas diarias y tomarnos unas vacaciones de
nuestras responsabilidades profesionales.
Hay muchas cosas de nuestra rutina diaria que
nos piden a gritos vacaciones y que pueden curarse con un buen descanso; por
ejemplo, el ambiente en el trabajo puede ser mejor cuando nos tomamos un
respiro durante un tiempo; ponerse al día con la familia puede tener un efecto
saludable en nuestras relaciones, ya que frente al cotidiano «no tenemos tiempo
ni de hablarnos».
Hagamos parte a Dios
Pero, ¿qué pasa con nuestra fe y nuestra
relación con Dios en estos momentos de descanso? ¿Necesitamos descansar de Él
durante un tiempo? ¿Buscamos un hogar sustituto para Él durante las vacaciones?
No necesitamos dejar nuestra fe al cuidado de otros, ni esconderla en un cajón
junto con el rosario, ni proporcionarle un lugar en la iglesia parroquial,
porque ahí es donde estará mejor cuando no estemos. Tampoco necesitamos
descansar de Él.
Incluso necesitamos a Dios Nuestro Señor para
que estas vacaciones sean un éxito. Necesitamos que sus ángeles custodios nos
resguarden en las carreteras, necesitamos su protección durante nuestra
estancia.
Unas vacaciones sin Dios no son una buena idea.
Cuando volvamos de unas vacaciones sin Dios puede que nos demos cuenta de que,
después de todo, ya «no le necesitamos», que nos las hemos arreglado
perfectamente bien sin Él y quizá hasta nos preguntemos ¿nos está ayudando en
algo? Por supuesto, también es posible que después de unas vacaciones sin Dios
le echemos de menos, pero sigue siendo un riesgo muy alto para tomarlo.
Aleteia platico con Samuel Rodríguez, un
seminarista mexicano que nos comparte unos sencillos consejos para vivir mejor
estas vacaciones.
5 puntos que te pueden servir:
- Comiencen el viaje en el coche rezando juntos
por un buen viaje
- Siéntense cada noche a rezar juntos dando
gracias por lo que están viviendo
- Asegúrense de poder asistir a la misa, por lo
menos el domingo
- Si es necesario, visiten el confesionario antes
de partir
- Traten de crear un pequeño altar en la
habitación donde se hospeden y así no olvidaran orar
«El error que muchos cometemos al salir de vacaciones es enfocarnos tanto en las actividades, o incluso en no querer hacer nada, que terminamos sacando a Dios por completo de nuestros planes, y nuestro descanso. Pero siempre es posible, mínimo, pensar en Él y elevar una oración al despertarnos».
En resumen, vivir las vacaciones, en casa o
fuera de ella, debe hacerse con Dios. No le dejemos durante ese tiempo en la
iglesia parroquial o en el armario junto a la cama. No descansemos de Él, sino
con Él. Y entonces, nuestro descanso será seguramente el descanso de
Dios.
Mia Schroeder
Fuente: Aleteia