“Jóvenes amigos de él, del Camino, de Hakuna, de Effetá, del Opus, del colegio, de la Universidad...le acompañaron en una vigilia de adoración”
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Fray Pablo, el joven de 21 años que ingresó en los Carmelitas “in articulo mortis”. Dominio público |
La diócesis de Salamanca lo ha
comunicado de este modo en sus redes sociales: "Esta mañana, en el
Convento carmelita de San Andrés de Salamanca, ha entregado su vida al Padre
fray Pablo María de la Cruz Alonso Hidalgo, Orden del Carmelo. Su
funeral será el lunes, 17 de julio, a las 10:00 h. en la iglesia del Carmen de
Abajo. Descanse en paz".
Ingreso en el
noviciado
Con tan solo 21 años, Pablo llevaba
padeciendo el sarcoma de Ewing desde hacía seis años, y la esperanza de vida
era casi nula. Por esto, se le consideró 'in articulo mortis', es decir, en
peligro de muerte y por ello, el joven decidió formar parte de la comunidad de
Carmelitas bajo el nombre religioso Pablo María de la Cruz.
Fue
a finales de junio cuando el ingreso en el noviciado se convocó en la
iglesia Carmen de Abajo, presidido por Salvador Villota, provincial de la
Provincia carmelita de ACV, informa Salamanca 24 horas.
Nunca tuvo miedo a morir
Pablo
nunca tuvo miedo de morir, pues como afirmó en ocasiones anteriores “lo
que quería comunicar es lo increíblemente bonita que es la muerte en
Cristo, que es algo que no da miedo, que es alucinante, y que
es un tabú que yo creo que que hay que romper”. Al salmantino le
parecía “hasta mucho tiempo”, de las “ganas” que afirmó tener
de encontrarse “con el Padre“.
Este
sábado, la habitación 615 del Hospital de Salamanca y la población salmantina
se despide de Pablo. Sus familiares han explicado las últimas horas de Fray
Pablo: "Anoche jóvenes, amigos de él, del Camino, de
Hakuna, de Effetá, del Opus, del colegio, de la Universidad...le
acompañaron en una vigilia de adoración. En el coro estaba su cama
vacía, pero salieron sus padres a saludarnos. Abajo estaban sus hermanos
rezando con todos los demás. Cuentan cosas alucinantes de él, hasta su último
momento de conciencia. Les ha procurado dar fe y paz a
todos hasta el final".
La carta del obispo Retana
El
obispo de la diócesis de Salamanca, Mons. José Luis Retana, compartió en un artículo el momento de gracia que tuvo cuando
visitó a Pablo María de la Cruz, previo a su profesión religiosa en la Orden
del Carmen y de la que posteriormente fue testigo el 25 de junio.
"Pablo,
con su cabeza rapada, sus 21 años, nos recibió con una alegría y una paz
difíciles de describir en un joven de esa edad, acrisolado por la enfermedad de
varios años. Sus padres con un dolor mitigado por la fe. Él enamorado de Cristo
hasta las trancas y con un afecto tan grande por la Iglesia, con una amistad tan extraordinaria con los jóvenes que le
visitan, a los que tiene que levantar el ánimo y los evangeliza con su modo
sencillo y extraordinario de afrontar la enfermedad, protegiendo el dolor de
sus padres hablando él mismo con los médicos después de las consultas, el amor
a la Eucaristía, la paz e incluso la alegría ante la muerte porque entiende que
en ella se cumple el designio grande para el que estamos hechos".
Conversión de los jóvenes y la unidad de la Iglesia
"Pablo María
entrega su vida en obsequio de Jesucristo e insiste en
ofrecer su vida por dos intenciones: por la conversión de los jóvenes, para
que conozcan el amor de Dios manifestado en Jesús Eucaristía; y por
la unidad de la Iglesia, para que todos los movimientos,
grupos eclesiales, itinerarios, Congregaciones y Órdenes religiosas…, sean uno,
de forma que brille en medio de nuestro mundo y en la misma Iglesia la belleza
del Cuerpo de Cristo", prosigue el obispo de Salamanca.
José
Luis Retana afirma que salió "de aquella casa completamente conmovido,
viendo la grandeza de la obra que Cristo puede hacer en la vida de un muchacho
que se entrega a su amistad sin filtro ninguno. Una gracia más con la que el
Señor remueve mi tibieza en la entrega. La vida y el modo de afrontar la muerte
de Pablo se convierte en una denuncia profética a nuestra tibieza en nuestra
opción por Cristo. Salí de allí con un abrazo grande a los tres, lleno de
afecto y gratitud. Les bendije, sabiendo que yo era el bendecido, por este Fiat tan grande de este joven muchacho que el domingo 25 se
consagró del todo al Señor in
artículo mortis (al final pude presidir la Eucaristía). Una muerte
que ofrece por la conversión de los jóvenes. Su vida ya está dando los frutos
propios de una persona aferrada por Cristo".
Fuente: ReligiónConfidencial