La archidiócesis de Mérida-Badajoz celebró el domingo de la Santísima Trinidad la Jornada Pro Orantibus, para orar por las comunidades de vida contemplativa y devolverles mínimamente esa continua oración por los demás en la que viven.
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Carmelitas del convento de Badajoz. A la izquierda de la foto, Sor Ariadna de Jesús. Dominio público |
" Alguien decía que somos como las
calderas que hay en los sótanos de los edificios, que no se ven pero que calientan a todos", contesta a
preguntas de Juan José
Montes: "La vida contemplativa es una mirada del amor de Dios tanto
para nosotras como para la humanidad".
La religiosa formaba parte del Camino
Neocatecumenal en Colombia cuando se abrió la posibilidad
de discernir esta
vocación y empezó poco a poco a descubrir que la voluntad de Dios "era ésta". Y pide a
quienes sientan la llamada divina "que arriesguen".
Ella lo hizo y no fue fácil: "Una vez que
di el salto y me vine al convento, pasé unos años difíciles. Peleas un poquito
con el Señor porque está lo que tú quieres ser, tus planes y lo que ves que
Dios te pide y que te hace muy feliz, una felicidad que nunca había experimentado... Cuando dejé
de lado mis proyectos vi que la voluntad de Dios era que me entregara en esta
forma de vida y me quedé con la felicidad que Dios me daba".
Para la hermana Ariadna, dedicar tiempo al
silencio y la oración es algo que no valoramos porque lo hemos perdido:
"Vivimos en un mundo tan tecnificado, tan acelerado, que todo es actividad". Justo
al contrario que en el monasterio, donde toda su vida está estructurada por la oración comunitaria
y por la oración personal: "Toda la vida de una contemplativa es una
vida orante desde que se levanta hasta que se acuesta".
Es en ese silencio donde es posible encontrarse "con el amor
de Dios, con Dios mismo", y "esa mirada de Dios en el alma es la que
luego tiene que salir para cooperar con Él a salvar las almas".
Porque la gente sigue acudiendo a las monjas
para pedirles oraciones, ya sea por teléfono o acudiendo directamente al torno:
"La gente está muy necesitada y esa es la esencia de nuestra vida, ayudar
al Señor a salvar almas. Santa
Teresa del Niño Jesús decía: en el corazón de mi madre la
Iglesia, yo seré el amor. Vienen buscando mucho consuelo, amor, comprensión de
sus problemas".
G. de A.
Fuente: ReL