El documento final de la fase continental europea del Sínodo pide «clarificar a qué nivel, desde el local al universal, se deben tomar las decisiones» sobre cada tipo de temas
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Un momento de la asamblea continental europea, el 8 de febrero. Foto: Sínodo |
La
experiencia espiritual de la asamblea sinodal continental celebrada en Praga (República Checa) durante la segunda semana de febrero «nos
ha llevado a darnos cuenta, por primera vez en nuestra Iglesia en Europa, de
que es posible encontrarse, escucharnos unos a otros y dialogar desde nuestras
diferencias y superar los muchos obstáculos, muros y barreras que la historia
nos ha puesto en el camino». Así comienzan las conclusiones del documento final de la Iglesia en Europa para la fase continental del
proceso sinodal, publicado el pasado lunes.
«Necesitamos
amar la diversidad dentro de nuestra Iglesia y apoyarnos unos a otros en la
mutua estima, fortalecidos, por nuestra fe en el Señor y en el poder de su
Espíritu». Por ello, «deseamos seguir viajando en un estilo sinodal», pues «más
que una metodología» es «una forma de vida» y de discernir en comunidad los
signos de los tiempos.
Así,
proponen que la asamblea continental se convierta en un evento periódico que
ayude a profundizar «desde una perspectiva misionera» y «sin dejarnos paralizar
por el miedo» en los asuntos abordados en Praga y que necesitan madurarse. Un
buen comienzo para ello es la propuesta de un participante, recogida en el
documento final, de convocar una Asamblea Eclesial para Europa que podría tener
lugar en el año 2025.
A
lo largo de todo el documento, se reconoce que durante la conversación
espiritual que marcó el encuentro continental se vivieron diversas tensiones.
Las más significativas fueron entre unidad y diversidad, y entre «la acogida a
los otros como prueba del amor incondicional del Padre por sus hijos» y «el
valor de proclamar la verdad del Evangelio en su integridad». Superar estas tensiones
es posible, como lo demuestra la experiencia. Pero sobre todo «porque está
implicada la gracia».
Prioridades para
octubre
Desde
esta reflexión previa, se enumeran las prioridades que la Iglesia en Europa
propone a la Asamblea Sinodal que tendrá lugar en octubre de este año, y que
continuará un año después, con un segundo encuentro en octubre de 2024:
- «Profundizar la práctica, la
teología y la hermenéutica de la sinodalidad».
- Caminar hacia una Iglesia
ministerial, reflexionando «sobre los carismas y los ministerios,
ordenados y no ordenados, y las relaciones entre ellos».
- «Explorar formas para un
ejercicio sinodal de la autoridad», acompañando a la comunidad y
preservando la unidad.
- «Clarificar los criterios de
discernimiento para el proceso sinodal y a qué nivel, desde el local al
universal, se deben tomar las decisiones» sobre cada tipo de temas.
- «Tomar decisiones concretas
y valientes sobre el papel de la mujer» y «su mayor implicación a todos
los niveles, incluyendo los de toma de decisiones».
- «Considerar las tensiones en
torno a la liturgia», para profundizar desde una perspectiva sinodal en
«la Eucaristía como fuente de comunión».
- Promover una formación en
sinodalidad para todo el pueblo de Dios, con «una atención específica» a
discernir los signos de los tiempos.
- «Renovar el sentido vivo de
la misión» superando la brecha entre fe y cultura para «una vez más llevar
el Evangelio al corazón de la gente» en un lenguaje que conjugue
«tradición y renovación pero que sobre todo pueda caminar con la gente en
vez de hablar de ella o a ella».
En
un saludo final, los obispos participantes celebran que la experiencia vivida
en Praga, en «los momentos de oración compartidos y aún más en el trabajo de la
asamblea han sido una experiencia profundamente espiritual y sinodal». También
manifiestan su agradecimiento a «quienes han compartido sus experiencias
francamente y con respeto a las distintas sensibilidades».
María Martínez
López
Fuente: Alfa y Omega