Obtengamos la fuerza para preservar en el bien, buscando el Bien que no defrauda
![]() |
Desde la Logia Central, Mensaje urbi et Orbi |
Apresurémonos dijo el Papa en su mensaje Urbi
et Orbi, a crecer en un camino de confianza recíproca, entre las personas,
entre los pueblos y las naciones. Apresurémonos a superar los conflictos y las
divisiones, y a abrir nuestros corazones a quien más lo necesita. A recorrer
senderos de paz y de fraternidad.
El papa Francisco en su mensaje Urbi et Orbi
pidió que obtengamos hoy la fuerza para perseverar en el bien, hacia el
encuentro del Bien que no defrauda. … «el mayor pecado es no creer en la fuerza
de la Resurrección», hoy, afirmó, creemos y «sabemos que Cristo verdaderamente
resucitó».
“Creemos en Ti, Señor Jesús, creemos que
contigo la esperanza renace y el camino sigue. Tú, Señor de la vida, aliéntanos
en nuestro caminar y repítenos, como a los discípulos la tarde de Pascua: «¡La
paz esté con ustedes!»”
El Resucitado nos pide que nos dejemos
sorprender por el gozoso anuncio de la Pascua, por la luz que ilumina las
tinieblas y las oscuridades que se ciernen tantas veces sobre el mundo.
Quiero decirles a todos: Feliz Pascua
El Pontífice quiso desearles a todos, con
alegría en el corazón: ¡feliz Pascua!
“Que sea para cada uno de ustedes, queridos
hermanos y hermanas —en particular para los enfermos y los pobres, para los
ancianos y los que están atravesando momentos de prueba y dificultad—, un paso
de la tribulación a la consolación”.
A todos dijo, que no estamos solos, Jesús, el
Viviente, está con nosotros para siempre. Que la Iglesia y el mundo se alegren,
señaló, porque hoy nuestra esperanza ya no se estrella contra el muro de la
muerte; el Señor nos ha abierto un puente hacia la vida.
¡Cristo ha resucitado!
“Cristo ha resucitado, verdaderamente ha
resucitado, como se proclama en las Iglesias de Oriente. Ese verdaderamente nos
dice que la esperanza no es una ilusión, ¡es verdad! Y que, a partir de la
Pascua, el camino de la humanidad, marcado por la esperanza, avanza veloz”.
Esta prisa, nos lo muestran con su ejemplo los primeros testigos de la
Resurrección, dijo el Papa.
Los Evangelios describen la prisa con la que el
día de Pascua «las mujeres corrieron a dar la noticia a los discípulos». Y,
después que María Magdalena «corrió al encuentro de Simón Pedro», Juan y el
mismo Pedro “corrieron los dos juntos” para llegar al lugar donde Jesús había
sido sepultado. En definitiva, afirmó Francisco, en Pascua el andar se acelera
y se vuelve una carrera, porque la humanidad ve la meta de su camino, el
sentido de su destino, Jesucristo, y está llamada a ir de prisa hacia Él,
esperanza del mundo.
Alegría por signos concretos de esperanza
Alegrémonos, exclamó el Papa, por los
signos concretos de esperanza que nos llegan de tantos países, empezando de
aquellos que ofrecen asistencia y acogida a quienes huyen de la guerra y de la
pobreza.
“Dirijamos una súplica al Resucitado: ¡ayúdanos
a correr hacia Ti! ¡Ayúdanos a abrir nuestros corazones!”
Ucrania-Rusia-Siria-Turquía
Que el Resucitado ayude al amado pueblo
ucraniano en el camino hacia la paz e infunde la luz pascual sobre el pueblo ruso.
Que conforte a los heridos, a los que han perdido sus seres queridos por la
guerra, que los prisioneros, dijo Francisco, puedan volver sanos y salvos con
sus familias.
Exclamó Francisco, que Jesús abra los corazones
de toda la comunidad internacional para que se esfuerce por poner fin a esa
guerra y a todos los conflictos que ensangrientan al mundo, comenzando por
Siria, que aún espera la paz.
Que sostenga a los afectados por el terremoto
en Turquía y en Siria. Pidió rezar por los que han perdido familiares y amigos,
o se quedaron sin casa. “Que puedan recibir consuelo de Dios y ayuda de la
familia de las naciones”.
Jerusalén-Líbano-Túnez
“En este día te confiamos, Señor, la ciudad de
Jerusalén, primer testigo de tu Resurrección. Expreso mi profunda preocupación
por los ataques de estos últimos días, que amenazan el deseado clima de
confianza y respeto recíproco, necesario para retomar el diálogo entre
israelíes y palestinos, de modo que la paz reine en la Ciudad Santa y en toda
la región”, señaló el Papa preocupado, y pidió ayuda por el Líbano, aún en
busca de estabilidad y unidad.
También pidió por el “querido” pueblo de Túnez,
en particular de los jóvenes y de aquellos que sufren a causa de los problemas
sociales y económicos, para que no pierdan la esperanza y colaboren en la
construcción de un futuro de paz y fraternidad.
Haití-África
El Papa pidió a Jesús resucitado que dirija su
mirada sobre Haití, que está sufriendo desde hace varios años una grave crisis
sociopolítica y humanitaria, que sostenga los esfuerzos de los actores
políticos y de la comunidad internacional en la búsqueda de una solución definitiva
a los numerosos problemas que afligen a esa población tan atribulada.
Que consolide los procesos de paz y
reconciliación emprendidos en Etiopía y en Sudán del Sur, y que cese la
violencia en la República Democrática del Congo.
Nicaragua-Eritrea-Myanmar
Francisco pidió al Resucitado que sostenga a
las comunidades cristianas que están celebrando la Pascua en “circunstancias
particulares, como en Nicaragua y en Eritrea”, y pidió al Señor por todos
aquellos a quienes se les impide profesar libre y públicamente su fe.
El Papa pidió al señor que conceda consuelo a
las víctimas del terrorismo internacional, especialmente en Burkina Faso, Malí,
Mozambique y Nigeria. Que ayude a Myanmar a recorrer caminos de paz e ilumina
los corazones de los responsables para que los martirizados Rohinyá encuentren
justicia.
Refugiados-prisioneros políticos-migrantes
Por último, Francisco pidió a Jesús que
conforte a los refugiados, a los deportados, a los prisioneros políticos y a
los migrantes, especialmente a los más vulnerables, así como a todos aquellos
que sufren a causa del hambre, la pobreza y los nefastos efectos del
narcotráfico, la trata de personas y toda forma de esclavitud.
"Inspira, Señor, a los responsables de las
naciones, para que ningún hombre o mujer sea discriminado y pisoteado en su
dignidad; para que en el pleno respeto de los derechos humanos y de la
democracia se sanen esas heridas sociales, se busque siempre y solamente el bien
común de los ciudadanos, se garantice la seguridad y las condiciones necesarias
para el diálogo y la convivencia pacífica".
Patricia Ynestroza-Ciudad del Vaticano
Vatican
News