Rosa siempre ha destacado lo importante que ha sido tener tantos hijos precisamente para superar tantos sinsabores, por el apoyo que se prestan unos a otros: "No sabes lo mucho que se apoyan los hermanos
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Rafa. Dominio público |
Por
su simpatía y facilidad de trato han sido objeto de reportajes
televisivos por todo el mundo, con viajes a Hong Kong o Corea y numerosas
conferencias sobre la vida familiar. Y ella es ahora autora de varios títulos de éxito donde
comparte su experiencia vital para ayudar a los demás.
En la enfermedad y en la muerte
El
último libro de Rosa afirma desde el principio que La vida es bella y más si se vive en
familia, y ella insiste en esa idea en una entrevista de La
Otra Crónica en El Mundo con motivo de
la enfermedad de Rafa,
su hijo menor.
A
finales de enero, el propio pequeño anunció en un vídeo que padece linfoma de Hodgkin, un cáncer
del sistema linfático que está exigiéndole tratamiento con pastillas y
quimioterapia. Tratamiento que es duro pero, afortunadamente, muy eficaz para la
curación.
"Es
cierto que se ha parado el tiempo, que todos los planes se han
anulado porque ahora todos tenemos que cuidar de Rafa, pero hay que ir
aprendiendo a vivir con esas pequeñas cruces y con estas situaciones que nos da
la vida. Porque llorar
por las esquinas no arregla nada", explica Rosa al diario madrileño.
Los
Postigo-Pich han convivido desde siempre con la enfermedad. Sus dos primeros
hijos, niño y niña, murieron por patologías cardiacas, que también le anunciaron para el
tercero, otra niña. "Me dijeron que podía abortar y gratis. Fíjate lo que es para una
catalana oír la palabra gratis", bromea: "Pero ni gratis, no iba a
matar a mi hijo".
Así
nació Carmineta, y
luego todos los demás. La mayor murió cuando tenía 22 años, recién terminada la
carrera, durante una operación de cambio de marcapasos. Lolita, la antepenúltima está
pendiente de una operación. Y ahora llega el problema con el benjamín y su
"calvario" con las largas sesiones de quimioterapia en el hospital.
Pero
todo lo afrontan desde una fe católica profunda y vivida, que es también lo que
impulsa a Rosa a escribir: "Puedes ayudar a gente que no tienen tanta fe como tú".
Rosa
siempre ha destacado lo importante que ha sido tener tantos hijos precisamente
para superar tantos sinsabores, por el apoyo que se prestan unos a otros: "No sabes lo mucho que se apoyan
los hermanos. Lo que se hacen reír los unos a los otros", explica a El
Mundo. Ahora con ella solo viven siete, pues el resto ya se han
independizado.
Respuesta al sufrimiento
Pero,
sobre todo, lo que ayuda es aceptar que el dolor tiene un sentido.
"El
sufrimiento es un misterio, tenemos que profundizar más", confirmaba ella misma a ReL una semana
después de la muerte de su marido: "Humanamente nos rebelamos, no
entendemos. Nuestra mente es limitada, la gente piensa que el hombre lo puede
todo y lo entiende todo. Pero somos
tan poca cosa y no podemos entender los planes del Señor... Del cielo
caía una cuerda en la que los del cielo tiraban desde arriba y nosotros de
abajo, pero al final han ganado los del cielo. No entendemos pero aceptamos...
Es la fe, pero es una fe que la hemos vivido y madurado. Yo vengo de una familia cristiana, de una
familia de 16 hermanos, mi marido de una de 14".
Fe
que han transmitido a sus hijos, como muestra el colofón de Rafa tras la
impresionante serenidad de sus palabras y de su sonrisa: "Adiós y seguid rezando, por favor.
Gracias".
Jesús M. C.
Fuente: ReL