Premio Templeton 2014, es formador de conversos que llegan desde muy lejos de la fe
![]() |
El padre Thomas Halik, Premio Templeton 2014, veterano de la Iglesia clandestina checa, ponente en el Sínodo en Praga |
Del 5 al 12 de febrero se celebra en Praga la "Asamblea Europea" del Sínodo de la Sinodalidad, que suena como algo aburrido a la mayoría de los
cristianos, pero del que se pueden rescatar algunos puntos de vista valiosos.
Por ejemplo, el discurso inicial
del padre Thomas Halík, catedrático de la Universidad Carolina de Praga, un
intelectual cristiano que no se deja encajonar y que pide que tampoco la
Iglesia se deje encarrilar en líneas contingentes. Impartió su discurso este
lunes ante 156 delegados
de obispos europeos, 44 invitados especiales y otros 400 asistentes por
Internet.
¿Quién es Thomas Halík?
Thomas Halík se hizo famoso
hace 9 años, en 2014, cuando ganó, con 65 años, el Premio Templeton
"para el avance espiritual", considerado el mejor dotado
económicamente del mundo, valorado en 1,3 millones de euros.
Este premio recompensa
la "creatividad e innovación, el rigor y el impacto", y las
que Halík ofrecía venían de su experiencia bajo el Telón de Acero y sirviendo a
los hijos, y ya a los nietos, del comunismo en
República Checa, el lugar más
descristianizado de Europa. Tiene buena perspectiva sobre las dos Europas, la Occidental y la Oriental,
sobre la opulenta y la Iglesia perseguida, la modernidad y la postmodernidad.
Thomas Halík tenía
21 años en 1969, cuando los tanques soviéticos ocuparon Checoslovaquia
y el joven estudiante Jan
Palach se prendió fuego como gesto de protesta y murió. ¿Qué "paraíso
socialista" era ese en el que los jóvenes se suicidaban entre llamas?,
se planteó. Halík decidió hacerse cura porque era la forma en que un hombre
puede acercarse más a los otros.
Un obispo le ordenó en secreto en Erfurt, en la Alemania comunista
en 1978. Volvió a Praga, y ante
el mundo era un psicoterapeuta que trabajaba con drogadictos en el
Hospital Universitario. Pero, clandestinamente,
era colaborador del cardenal Tomek, sacerdote, confesor, formador y profesor en
la "universidad subterránea", escribiendo en revistas de
disidentes.
"Los del amor y la
verdad", se mofaban los comunistas
Colaboró con Vaclav Havel a
finales de los 80 pidiendo una revolución moral y ética contra la gran mentira
que era todo el montaje comunista. Halík dice que Havel, con su lema "Amor y verdad contra mentiras y
odio", hundió el sistema comunista checo. Los comunistas se reían
de ellos, les llamaban, burlones, "los del amor y la verdad". Pero el
comunismo se hundió.
Y Halík vio lo que pasaba después. Por un lado, que muchas personas se le acercaron
con preguntas sobre Dios, el bien, la verdad. Por otro, que "los comunistas se
convirtieron en los primeros capitalistas y hoy vuelven a tener el poder",
decía hacia 2010. Siguen siendo materialistas y mentirosos, ajenos a la moral y
la justicia, pero ahora en clave capitalista.
Halík, como capellán universitario e intelectual de renombre, ha llevado personalmente al
bautismo o a los sacramentos a más de 800 adultos, muchos de ellos
jóvenes intelectuales con inquietudes. Juan Pablo II le nombraría consultor del
Pontificio Consejo para el Diálogo con los No-creyentes. También ha hablado con infinidad de
protestantes, y de personas vagamente teístas.
Dice que conoce más al ser humano por años de confesar que por sus
estudios psicológicos o filosóficos.
La importancia de la
paciencia
En España se han publicado sus libros en Herder: "Paciencia con
Dios", "Quiero que seas" y "Paradojas de la
fe en tiempos posoptimistas".
Quizá el más influyente es "Paciencia con Dios". Al
leerlo, se tiene la sensación de que Halík se da cuenta de que pierde la paciencia con casi todo
el mundo, especialmente con los creyentes -liberales o conservadores- que creen
que ya lo saben todo.
Le cansan los que sacralizan el pasado tanto como los que venden
humo del futuro. Le cansa el Occidente descreído y el cristianismo oriental
triunfalista o simplificante, que rápido se convierte en nacionalismo. Intenta
tener paciencia con todo eso. Anima a todos a matizar.
También anima al cristiano a tratarse con el no creyente con paciencia.
Y al no cristiano a tener paciencia con el creyente. Y a todos a tener
paciencia con Dios, que tiene sus propios ritmos.
El discurso al Sínodo sinodal
Halík ha visto varios tipos de Iglesia católica, y ninguna le
parece perfecta, ni siquiera especialmente buena. Cree que en 1968-1969, con la llegada del hombre a la Luna y la
revolución sexual, se acabó la modernidad y empezó la posmodernidad. Justo
entonces, con el Vaticano II, la Iglesia llegó a la modernidad, tarde. La Iglesia quiere ofrecer amor al
hombre actual, pero éste la mira como "una novia muy vieja y muy fea".
La Iglesia requiere reformas, admite, y cambiar algunas
"estructuras institucionales", pero no servirán si no hay antes
"una revitalización del sistema circulatorio del cuerpo de la Iglesia, es
decir, de la espiritualidad".
Cree que la Iglesia puede impactar en la humanidad si se
transforma en "una comunidad vibrante de peregrinos", con
"coraje y energía espiritual para evitar la amenaza de un 'choque de
civilizaciones'".
No idolatrar fórmulas
concretas
Previene contra la
idolatría de pensar que tal o cual forma concreta de Iglesia (quizá
muy ligada a una visión nacional o temporal) es la "final y
perfecta". Y lo mismo con formas de naciones o sistemas sociales. El triunfalismo eclesial,
advierte, es "una peligrosa forma de idolatría".
"La misión de
la Iglesia es ser fuente de inspiración y de transformación espiritual, en
el pleno respeto a la libertad de conciencia de toda persona humana y en el
rechazo de cualquier uso de la fuerza, en cualquier forma de manipulación”,
añade.
"Al igual que con el poder político, también se puede abusar
de la influencia moral y de la autoridad espiritual, como nos han demostrado
los escándalos de abuso sexual, psicológico, económico y espiritual en la
Iglesia, especialmente el abuso y la explotación de los más débiles y
vulnerables", añade.
Él, que ha
sido evangelizador clandestino primero, y formador de alejados y conversos
después, advierte: "La
tarea permanente de la Iglesia es la misión. En el mundo actual la
misión no puede ser la 'reconquista', no puede ser una expresión nostálgica de
un pasado perdido, ni el proselitismo o la manipulación; no pueden ser intentos por empujar a los
buscadores [de la verdad, de Dios] dentro de las actuales fronteras mentales e institucionales de
la Iglesia. Más bien, esas fronteras deben ser expandidas y
enriquecidas precisamente por las experiencias de los buscadores".
Buscar aliados
Halík, que colaboró contra el comunismo con personas de muchos
credos y también con agnósticos virtuosos, anima a tender puentes y buscar
aliados. Alaba el "Patio de los Gentiles" que propuso Benedicto
XVI.
Insiste en que la
Iglesia “necesita urgentemente aliados” (que estarán fuera de la Iglesia) con
quienes comparte el "camino común". Para eso, debe evitar
"el orgullo y la arrogancia". "La verdad es un libro que ninguno de nosotros ha leído hasta el
final. No somos dueños de la verdad, sino amadores de la verdad y
amadores de Aquel que puede decir: Yo soy la Verdad".
Y añade: "Jesús no respondió a la pregunta de Pilato
["¿qué es la verdad"?] con una teoría, una ideología o una definición
de la verdad. Pero dio testimonio de la verdad que trasciende todas las
doctrinas e ideologías".
El "hospital de
campaña"... a largo plazo
Pablo J. Ginés
Fuente:
Religión en Libertad