El diablo odia la luz, ya que le recuerda a Jesús, la "Luz del Mundo"
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By cunaplus | Shutterstock |
Existe una antigua tradición de repartir cirios -velas, candelas-
bendecidos en la fiesta de la Presentación
del Señor el 2 de febrero.
En realidad, cualquier sacerdote puede bendecir velas cualquier
sacerdote en cualquier día del año.
La cosa es que la bendición convierte a estas velas en «sacramentales»,
una extensión de los sacramentos de la Iglesia y un canal de la gracia divina.
La luz disipa las tinieblas
Un beneficio espiritual de las velas bendecidas es su capacidad
para expulsar
a los demonios. Esto se muestra claramente en la bendición
que se encuentra en el Ritual Romano.
Señor
Jesucristo, Hijo del Dios viviente, bendice + estas velas a nuestra humilde
petición. Concédenos, Señor, por el poder de la santa + cruz, con una bendición
de lo alto, tú que las diste a la humanidad para disipar las tinieblas.
Que la bendición que reciban de la señal de la +
santa cruz sea tan eficaz que dondequiera que se enciendan o se coloquen,
los príncipes de las tinieblas salgan temblando de todos estos lugares, y huyan
atemorizados con todas sus legiones, y nunca más se atrevan a molestar a los
que te sirven, Dios todopoderoso, que vives y reinas por los siglos de los
siglos.
Cristo ilumina
Las velas siempre se han utilizado en la Iglesia tanto de forma
simbólica como sacramental.
Desde la antigüedad, la vela encendida se ha visto como un símbolo de la
luz de Cristo.
Esto se expresa claramente en la vigilia pascual, cuando el
diácono o el sacerdote entra en la iglesia a oscuras con el único cirio
pascual.
Jesús vino a nuestro mundo de pecado y muerte para traernos la luz
de Dios. Expresa claramente esta idea en el Evangelio de Juan:
«Yo soy la luz
del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz
de la vida».
Juan 8,12
El Misal también incluye una oración de bendición de las velas que
lo resalta:
«Oh Dios, fuente y origen de toda luz, que has
mostrado hoy a Cristo, luz de las naciones, al justo Simeón: dígnate santificar
con tu + bendición estos cirios; acepta los deseos de tu pueblo que,
llevándolos encendidos en las manos, se ha reunido para cantar tus alabanzas, y
concédenos caminar por la senda del bien, para que podamos llegar a la luz
eterna. Por Jesucristo nuestro Señor».
Debemos recordar que la vela en sí misma no «expulsa» los
demonios, sino que es Jesús, la «Luz del Mundo» quien
lo hace.
Dado que los demonios desprecian toda luz y moran eternamente en
la oscuridad, es apropiado que las velas bendecidas tengan este efecto.
Pídele a su sacerdote local que bendiga las velas que puedas
tener, y úsalas al rezar, pidiéndole a Dios que saque cualquier
oscuridad que pueda haber en tu vida.
Philip Kosloski
Fuente: Aleteia