En la fiesta del Bautismo del Señor, algunos bebés de los empleados del Vaticano recibieron este Sacramento de manos del Pontífice en la Capilla Sixtina
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El rito del Bautismo |
El Papa Francisco invitó a padres y padrinos a
acompañar a los pequeños en el camino de la fe. "Enséñenles desde ahora a
rezar, porque la oración es lo que les dará fuerza durante toda la vida”, dijo
Vagidos
y pequeños gritos caracterizaron esta celebración, si bien se oyeron pocos este
año en la Capilla Sixtina, donde el Papa bautizó a trece bebés, hijos de
empleados del Vaticano, en la fiesta del Bautismo del Señor. Damiano,
Francesca, Olimpia y otros diez niños y niñas dormían o permanecían tranquilos
en brazos de sus madres y padres. "Ahora están todos callados, pero quizá
alguien dará el La... Y como los niños son sinfónicos, todos seguirán al
primero ", dijo el Papa Francisco en su homilía, en que se expresó
libremente hablando poco a propósito para no "cansar" a los pequeños.
“Déjenlos que griten, déjenlos que lloren. Quizá
alguno llora de hambre, amamántenlos, con libertad... Quizá alguno tenga calor:
¡que se sientan cómodos! Todos cómodos. Lo importante es que esta celebración
sea la fiesta de un bello camino cristiano”
Fue una verdadera fiesta en la que las familias se convierten en una sola familia con la Iglesia a través de un Sacramento que, como subrayó repetidamente el Papa, "hace renacer a la vida cristiana".
Una fiesta de familias
De este modo Francisco prosiguió en este 2023 la tradición iniciada en los años 80 por san Juan Pablo II, es decir la de bautizar a los hijos de los empleados del Vaticano. Una evocadora ceremonia que reunió a más de cincuenta personas entre los majestuosos frescos de la Capilla Sixtina – muy bien climatizada para esta ocasión – incluidos padres, padrinos, hermanos y hermanas.
Es
precisamente a estos últimos a los que el Papa dirigió su atención, repartiendo
caricias y palmadas en las mejillas, como hizo, por ejemplo, con los dos
pequeños gemelos pelirrojos que se apoyaron en la pila bautismal que representa
el Árbol de la Vida, con el sol saliendo entre las ramas y, en la base, una
piedra del río Jordán donde Cristo recibió el Bautismo.
El inicio de un camino
Hasta
el 2020, eran más de treinta los bebés bautizados por el Santo Padre. En el
2021, debido a las restricciones de la pandemia de COVID, se saltó la
celebración; luego se reanudó el año pasado con menos familias. También este
año el número fue reducido: trece niños y niñas. El pensamiento del Papa –
durante su homilía – fue para su futuro:
“Estos niños que traen ahora empiezan un camino, pero
les corresponde a ustedes y a los padrinos ayudarlos a continuar en este
camino”
Es
de niños cuando aprenden a rezar, al menos a hacerlo con las manos, con los
gestos... Pero es de niños cuando aprendemos la oración, porque la oración será
lo que les dará fuerzas a lo largo de su vida: en los buenos momentos para dar
gracias a Dios, y en los malos, para encontrar la fuerza.
Como un cumpleaños
Además
de la oración, el Papa Francisco recomendó a los padres que enseñen a sus hijos
la fecha del Bautismo:
“Es como un cumpleaños, porque nos hace renacer a la
vida cristiana. Por eso les aconsejo que enseñen a sus hijos la fecha del
Bautismo, como un nuevo cumpleaños: que cada año recuerden y den gracias a Dios
por esta gracia de venir a ser cristianos”
El saludo al final de la celebración
Con
el Papa concelebraron el cardenal Konrad Krajewski, limosnero pontificio, y el
cardenal Fernando Vérgez Alzaga, presidente del Governatorato del
Estado de la Ciudad del Vaticano. Los dos cardenales marcaron el pecho de cada
recién nacido con el óleo consagrado. La celebración estuvo marcada por los
diferentes ritos: la túnica blanca, la profesión de fe, el encendido del cirio.
Al
término de la celebración, el Santo Padre, aferrado al bastón de cuatro puntas
que lo acompaña desde hace unos meses, descendió entre las familias y se detuvo
a saludar a cada uno de los presentes. Acarició los vientres de las mujeres
embarazadas, intercambió algunas palabras con los familiares de los bautizados,
especialmente con los niños, y distribuyó rosarios y bendiciones. Luego incluso
posó para alguna foto de grupo. Finalmente se dirigió al pequeño belén
instalado en la Capilla Sixtina y allí permaneció unos instantes a solas para
rezar.
Salvatore Cernuzio – Ciudad del Vaticano
Vatican News