Spray
quitamanchas
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Dominicas de Lerma |
Ya estaba
tocando la campana que anuncia que la hora de la Eucaristía está cerca. Así
que, como cada mañana, nos levantamos de nuestro sitio de la oración, para
preparar todo el altar.
Pero me sucedió
algo completamente inesperado. Al soplar la vela, unas gotas de parafina
salieron disparadas hasta el camino de altar que teníamos colocado (y encima
era uno de los más solemnes). No me lo podía creer, y además justo en ese
momento en que no tenía tiempo de reacción…
Continuamos
colocando todo y, ya después de la Eucaristía, fui corriendo a por el spray
“quitamanchas en seco” para intentar ponerle solución lo antes posible. Eché el
spray, lo dejé actuar, luego cepillé un poco la tela y… ¡fue visto y no visto!
Las manchas de grasa habían desaparecido por completo. ¡Qué alegría al ver que
había hecho efecto!
Pues con aquel
sencillo suceso me vinieron a la memoria la cantidad de veces que “la lío” sin
querer. Basta que hagas una broma en un momento inapropiado, que un comentario
el otro lo perciba como un desprecio, o tan solo que vayas pensando en tus
cosas y pases al lado de alguien sin saludar…
¿Cuántas de
estas cosas nos suceden cada día? A mí, muchas. De manera que así, aunque sea
sin mala intención, pero cuando te descuidas, a tu relación con los demás
parece como si le hubieran caído dos gotas de grasa que se convierten en
manchas.
Sin embargo, el
Señor nos regala el spray “quitamanchas en seco”. Este spray, al echarlo sobre
la mancha, se convierte en un polvillo blanco que absorbe la grasa, de manera
que se desprende de la tela y así desaparece por completo.
Pues el Señor
nos regala el mejor “spray quitamanchas”, que es el Amor. El Amor es el mejor
antídoto para cualquier malentendido, para cualquier metedura de pata. En
realidad el Amor es el que transforma cualquier instante de la vida, por
sencillo que parezca, en una Vida plena.
Cristo en
Persona es quien ha hecho real ese intercambio. Él, con su muerte, ha absorbido
nuestra muerte, y a cambio nos ha dado la victoria. Él, con su perdón, nos da a
cambio la Libertad. Él, con su Amor, transforma nuestra vida cada día.
Él ha amado
nuestra realidad hasta tal punto que no nos pide que vivamos instalados en
propósitos ni en perfeccionismos, sino que quiere transformarnos hasta el
fondo. De manera que sabe que muchas veces nuestra opción por el Amor viene
después de meter la pata, o de darnos cuenta de que el otro camino no lleva a
nada.
Hoy el reto del
amor es utilizar el spray del Amor del Señor. Las meteduras de pata, en
realidad, hasta pueden ser un puente para crecer en Él. Porque nos muestran la
realidad de lo que somos, pero Él nunca nos deja ahí, sino que nos lleva a
salir de nosotros mismos y a volver una y otra vez a optar por el Amor.
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!