Hakuna es una realidad espiritual y musical fundada por el sacerdote José Pedro Manglano
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Grupo musical Hakuna. Dominio público |
Un "hito", para la Real Academia Española, es un "acontecimiento muy importante que marca un punto de referencia en la historia". Para mí, lo que se vivió ayer en Vistalegre y que muchos pudimos disfrutar. Es mediados de septiembre y el verano en Madrid se resiste a marchar. La temperatura es agradable y la ciudad está especialmente bonita.
Son
las siete de la tarde cuando salto a un vagón que discurre con mucha prisa.
¿Algo se huele? Puede ser. Cerca de mí, un grupo de muchachos charla
entusiasmado. Me fijo en sus muñecas y descubro toda una panoplia de
medallitas, crucifijos y pulseras con lemas a María. "¡Qué bien se está cuando se está
bien!", dice una de ellas, haciendo del suelo su sala de estar.
¿Sabrá
el mundo lo que va a ocurrir? No lo creo. Y, cuando Agnes Gonxha Bojaxhiu limpiaba la primera herida, o el poverello hablaba
con golondrinas, tampoco -me digo. El tren llega a mi parada y nos bajamos casi
todos. Sospecho que vamos al mismo lugar. Las terrazas en torno al coliseo
están a rebosar, una alegría
sincera recorre el ambiente, algunos aporrean las mesas mientras
cantan rumbas a la vida. ¿Tomaremos el cielo por asalto? Vistalegre se presta a
ello, no lo sé, lo que sí, es que se viene algo gordo, muy gordo. Las agujas de
mi reloj arañan la hora del concierto. Subimos las escaleras de acceso, y allí
está él, el padre de todo este Qaos.
Fotos por aquí, abrazos por allá, ¡para mayor gloria de Dios!
No quedan sitios libres, el ruedo cuelga el
cartel de Completo. Jóvenes, adultos,
monjas, familias, ancianos y personas enfermas cubren las gradas. Como los
artistas que nunca pasan de moda, allí se dan cita todas las generaciones. Me llama la atención ver a un sinfín
de hombres de negro. En un primer momento, pienso, ¿será el staff?,
pero luego descubro que no. Veo a uno con riñonera colgada al pecho, al estilo
de hoy, y me digo, pero ¡si es un cura! ¿Será que ellos también tienen derecho
a disfrutar? Las luces se apagan y una voz invita a que descienda el Espíritu
Santo. El público grita y a este de aquí se le ponen los pelos de punta. Esa gente está dándolo todo por
Alguien al que no ven. Y, entonces, recuerdo aquel grito, en este mismo lugar,
veis como "¡Sí se puede!".
"Por
los que hoy es su última noche. Cuyos ojos no verán el nuevo día. Ten
piedad...", arranca una voz angelical. A continuación, arrodillados, el Kyrie eleison más apasionado que se ha escuchado jamás. "Locos
por vivir", "Jesús murió por ti en la cruz", "Tengo
sed"... rezan los carteles que llevan algunos de los jóvenes. ¿Será el Woodstock de la canción católica en España? El tiempo dirá, pero tiene pinta, muy buena
pinta. Sobre el escenario, camisas medio hipster, pies descalzos, armónicas, madres con bebés, hijos que
corren persiguiendo confeti... El público se las sabe todas, lo que fuera se
llama conexión, aquí se llama comunión.
Las
canciones estiran sus sílabas en el tiempo, se da un acuerdo tácito, este
concierto: ¡hasta la eternidad! "Reviento de amor, estoy temblando de
gozo. Te como con la mirada, estás aquí y no estás solo...", canta la
gente. El coliseo parece que va a echar a volar. Hakuna engancha, atrae..., pero, más aún, devuelve la
alegría de saberse hijos de Dios. Y, entonces, como Joan Báez y Bob Dylan, una pareja canta "Dime Padre", que,
aseguran, acaban de componer hace una hora. El gran José Luis Perales, estoy seguro, pagaría por añadirla a su
"dímelo Dios quiero saber por qué...".
Es
el momento de las presentaciones y un joven pide un aplauso para Marta; era muy importante
para el grupo, falleció hace un tiempo. Después, le tocará el turno al cardenal, que allí está, en su
butaca, como un auténtico chaval. "Viva el Papa", grita la gente. Y,
entonces, suena Arde, y el público
enloquece. "Siente, el peso que le viene. Pero nada detiene. Su sencilla
decisión...", se escucha en honor a San José. "Un te quiero mudo en un silencio
acogedor. Un humilde carpintero duerme en brazos a su Dios", retumba
Vistalegre, gracias a un grupo que lo ha sabido hacer muy bien.
María no se queda sin
canción. Unas flamencas de blanco, que destilan colorido, aparecen en el
escenario. Mueven sus trenzas, mientras cantan a la Virgen en un estilo rociero. Admiro la valentía de
estos tíos, se les nota confiados y tranquilos, ¿jugarán en el equipo del mejor
de todos ellos? "La misericordia ha entrado en esta casa. Levántate y
anda", se oye gritar, como si fuera una orden que ya nadie puede obviar.
El público se descalza, y levanta
sus zapatos en las manos. "Vivir mi vida con los pies descalzos. Matar
la indiferencia. Gritar al cielo: 'Libertad, libertad, libertad'". Hakuna nos devuelve lo que nos han
robado. La oscuridad se desmorona. ¡Volvamos a empezar! ¡A ser felices! Que
"estamos aquí porque a Dios le da la gana", dice el que canta.
No
queda mucho de concierto, y aparecen unas chicas con pañuelos, que parecen El
Rey León. ¡Esto es la bomba! "Bendita creación que enamoró a
su creador", ¿no es una frase muy bien escrita? Y, entonces, un coro
pronuncia la palabra "Creo" y ya no tiene más que decir. La gente
hace de telepronter, se han convertido en un auténtico fenómeno fan. Mientras, los cantantes desfilan
por el escenario, los que entran por los que salen. Aquí no cuenta el quién, lo
importante es el qué y el para quién. "Y un huracán. Romperá el cielo
desde mi garganta. Gritándote: '¿dónde estás cuándo me haces falta?'...",
se escucha cantar. Son más de las once de la noche y nadie se quiere ir. "Cantadnos un poco más de ese Dios
tan singular", parecen decir.
"Hermanas de Belén, Benedictinos, Císter, Iesu Communio, Clarisas, Concepcionistas, Cursillos, Comunión y Liberación, Renovación Carismática, Schöenstatt, Opus Dei, Focolares, Hakuna, Camino, Effetá... y tantos más", entonan todos a una. La noche llega a su fin, y, estoy convencido, de que este día marcará un antes y un después en la música católica en España, y en las vidas de todos los presentes.
Estos chicos han
trabajado bien, y nos han devuelto la alegría, el orgullo de ser cristianos, ¡y
que Dios es algo que siempre está de moda! Las luces se encienden, y el grupo
graba un pequeño vídeo para el Papa. Yo, mientras, me resisto a marchar, y me digo:
"que así sea, todos forofos de todos y que nos queramos siempre más".
Juan Cadarso
Fuente: ReL