En la reflexión del Ángelus de este domingo, Francisco invita a ser compasivos como el samaritano del Evangelio, compasión sin alejar la mirada de la realidad
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El
XV domingo del Tiempo Ordinario, 10 de julio, el Papa Francisco dirigió la
oración mariana del Ángelus desde la ventana del Palacio Apostólico del
Vaticano, reflexionando con el Evangelio del día exhortó a los fieles a ser
“discípulos del camino”.
“El
Evangelio de la Liturgia de hoy narra la parábola del buen samaritano (cfr. Lc
10,25-37). Como telón de fondo, el camino que desciende desde Jerusalén a
Jericó; a un lado, yace un hombre al que los ladrones han golpeado y robado”,
recordó Francisco.
El
Evangelio menciona que un sacerdote y luego un levita pasaron, y no se
detuvieron. «En cambio -dice el Evangelio-, un samaritano que viajaba por allí,
al pasar junto a él, lo vio y se conmovió» (v. 33).
El Samaritano ‘viajaba’
Afirma
el Santo Padre, profundizando en la imagen del samaritano que “el evangelista
desea precisar que ‘viajaba’. Por tanto, aquel samaritano, a pesar de tener sus
propios planes y de dirigirse a una meta lejana, no busca excusas y se deja
interpelar por lo que sucede a lo largo del camino”.
“Pensémoslo: ¿El Señor no nos enseña a comportarnos
precisamente así? A mirar a lo lejos, a la meta final, poniendo al mismo tiempo
mucha atención a los pasos que hay que dar, aquí y ahora, para llegar a ella.”
“Discípulos del Camino”
De
allí que, el Pontífice enfatizara en lo significativo del apelativo que daban a
los primeros cristianos, llamados “discípulos del Camino” (cfr. At 9,2).
Manifiesta
el Papa que “el creyente, en efecto, se parece mucho al samaritano: como él,
está de viaje, es un viandante. Sabe que no es una persona ‘que ha llegado’, y
desea aprender todos los días siguiendo al Señor Jesús, que dijo: Yo soy el
Camino, la Verdad y la Vida» (Jn 14, 6). El discípulo de Cristo camina
siguiéndolo a Él, y así se hace discípulo del Camino”.
Ver y tener compasión
Y
el “discípulo del camino”, explica el Papa, aprende a ver y ser compasivo.
“Caminando sobre las huellas de Cristo, se convierte en viandante y aprende –
como el samaritano – a ver y a tener compasión. Ante todo, ve: abre los ojos a
la realidad, no está egoístamente encerrado en el círculo de sus propios
pensamientos”.
“Y,
además, seguir a Jesús -explica Francisco- nos enseña a tener compasión: a
fijarnos en los demás, sobre todo en quien sufre, en el más necesitado, y a
intervenir como el samaritano”.
Ante
esta parábola del Evangelio, el Papa Francisco indica que podría suceder
“culpabilicemos o nos culpabilicemos”, señalando al otro comparándolo con el
sacerdote o levita. Por ello, mejor invita a pedir al Señor “que nos haga salir
de nuestra indiferencia egoísta y que nos ponga en el Camino”.
“Pidámosle que nos haga ver y tener compasión de
quienes encontramos en nuestro recorrido, sobre todo de quien sufre y está
necesitado, para acercarnos y hacer lo que podamos para echar una mano”.
Johan Pacheco - Ciudad del Vaticano
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