«Allí poco a poco María trabajó con fuerza en mi corazón»
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Davide Banzato certificó en Medjugorje su llamada al sacerdocio |
Medjugorje
es un lugar mariano conocido mundialmente por las conversiones y sanaciones
espirituales que se dan especialmente gracias a la confesión, sacramento muy
vinculado a este lugar en el que se habría aparecido la Virgen. Pero Medjugorje no se queda ahí, sino
que es un lugar propicio también para discernir la vocación, ya sea al
sacerdocio, a la vida religiosa o al matrimonio.
La evidencia es el gran número de sacerdotes, por
ejemplo, que han confesado que en este lugar recibieron la llamada definitiva
para entregar su vida a Dios a través de este ministerio.
Uno de ellos es el conocido sacerdote
italiano Davide Banzato,
asistente espiritual del movimiento italiano Nuevos Horizontes, presentador de
programas en Radio María, en la televisión italiana, escritor… Es un rostro muy
conocido en el catolicismo italiano.
Cuando comenzaron las supuestas
apariciones en Medjugorje en junio de 1981, Davide era apenas un bebé de cuatro meses. En una entrevista
con Il
Messaggero confiesa que desde niño sentía una llamada al
sacerdocio, aunque distintas situaciones le llegarían a alejar mucho de esta
vocación.
"Mi mito desde niño era Indiana
Jones, y quería ser egiptólogo. Somos cuatro hermanos, yo era el que daba más
problemas. El encuentro con Dios tuvo lugar cuando yo tenía nueve años. Estuve
en un campamento scout y nunca había tenido una experiencia personal con Dios,
de hecho, también era un fanfarrón con algunos compañeros. Sin embargo, al final de la Misa sentí
que me detenía y escuché mi nombre pronunciado por una presencia femenina. Entré
en pánico, no había nadie, era una voz interior, que mi compañero explorador
Stefano también escuchó. No sabía si contar este episodio o no, porque me
cambió mucho. Ayuné y me castigaron, porque no quería decir la razón y hasta
renuncié al tiramisú…”, comenta.
Davide acabó entrando en el seminario
menor. “En el seminario
tuve buenas experiencias, pero también otras que me marcaron
negativamente. Seguramente las novatadas que tuve que soportar, el desapego de
la familia, la privación de libertad y un constreñimiento que choca con mi alma
libre y rebelde”, enumera.
A los 15 años explotó y se fue del seminario
menor teniendo clara una cosa: “seré cualquier cosa menos sacerdote”.
Con la salida del seminario pasó de un
extremo al otro. “Tenía cocaína frente a mí, en fiestas de amigos, pero gracias
a Dios nunca la toqué. Algunos amigos han terminado en la calle por culpa de la
heroína. Esto pasó después
de dejar el seminario, lo tenía todo, pero por dentro estaba muerto. Hasta
en dos ocasiones pensé en el suicidio”, relataba en aquella entrevista.
Pero entonces conoció a Chiara
Amirante, fundadora de la comunidad Nuevos
Horizontes, una nueva realidad eclesial nacida en 1991 y centrada en el
anuncio del Evangelio a los más marginados. Más tarde abrió una casa para
acogerlos.
Esto impresionó sobremanera al joven
Davide. Esta apuesta
radical por Dios le cautivó y a los 18 años se incorporó a Nuevos Horizontes. En
ese momento tenía novia, pero terminó la relación y en esta profunda relación
que iba teniendo con Dios volvía a resonar de nuevo esta llamada al sacerdocio.
Era el año 2000 y cuenta a Famiglia
Cristiana que “tenía un asiento libre en el autobús a Medjugorje,
pero era un poco escéptico y me
negué: podía rezar a la Virgen en cualquier lugar”.
Pero un mes después otra peregrinación
llamó a su puerta y accedió a ir una semana a los Balcanes. “Por primera vez
escuché la historia de las apariciones, en un lugar extraordinario para el silencio y la oración,
lleno de jóvenes de todo el mundo y con muchas historias de conversión”,
relata.
Para Davide el balance de aquella
peregrinación fue muy positivo: “Los ‘videntes’ eran gente muy sencilla y se dedicaban a tiempo
completo a los peregrinos; cuando eran niños habían sufrido una década de
persecución bajo el régimen comunista, arriesgando sus vidas para defender su
testimonio de fe”.
En el autobús Davide conoció a una
chica y entabló un intenso diálogo, momentos de oración compartida y una
profunda comunión que acabó en un enamoramiento. Al regresar a Italia, ella le
confesó que está casada pero ahora separada, en buena medida porque no pudieron
tener hijos.
Sin embargo, Davide decidió terminar toda relación con ella mientras
el discernimiento lo iba llevando al sacerdocio.
Después de unos meses regresó a Medjugorje:
“Poco a poco María trabajaba
con fuerza en mi corazón, como si una mano invisible hubiera comenzado a
remover con suavidad y delicadeza algunos obstáculos que me imposibilitaban
aceptar la idea de convertirme en sacerdote. Al final pude decir un sí
incondicional: confié en Jesús gracias a María”.
Seis años después, el 22 de septiembre
de 2006, precisamente un día antes de su ordenación sacerdotal aquella mujer
que conoció en el autobús le llamó
para decirle que no sólo el matrimonio había renacido "gracias a un camino
de fe en Medjugorje", sino que también habían recibido la gracia
de un hija, llamada Miriam en honor a la Virgen.
“El día en el que me convertí en
sacerdote una parte de mí murió, pero nació una alegría que no me abandona. No me arrepiento de nada y lo
haría todo de nuevo, pero no es una vida sencilla. Cada elección es una
vocación que debéis confirmar todos los días, incluso para ser padre, madre o
marido. Hay que luchar todos los días. Incluso mis padres no aceptaron de
inmediato mi vocación, pero al final se emocionaron, se alegraron y siempre me
ayudaron”, relata.
Desde ese primer viaje, en la colina
de las apariciones y la Cruz Azul, Don Davide ha regresado casi todos los años
a Medjugorje, también para confesar
a miles de peregrinos en la parroquia de Santiago y para echar una
mano en la Ciudadela del Cielo "Horizontes de paz", que desde el año
2000, por iniciativa de Chiara Amirante, ha comenzado a desarrollarse para
acoger a jóvenes en dificultad y apoyar a unas 220 familias de la zona con
alimentos, ropa y servicios sanitarios.
Publicado en Cari
Filii News.
Javier
Lozano
Fuente: ReL