Mónica y Eduardo son un matrimonio joven que ha viajado a Roma desde Toledo (España), para dar su testimonio en el X Encuentro Mundial de las Familias en Roma, donde aseguraron que su unión no sólo es de dos, ya que “Dios debe estar en el centro”.
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Mónica y Eduardo en Roma. Crédito: Almudena M-Bordiú/ACI Prensa |
Tras su experiencia en sus primeros años de
matrimonio, donde fueron acompañados por su diócesis, ahora participan
en diferentes proyectos, como el llamado “Family Rock”.
Se trata de un proyecto de acompañamiento para
matrimonios recién casados basado en el capítulo 6 de Amoris Laetitia, cuyo
nombre hace referencia a la familia construida sobre roca.
A través de Family Rock, los recién casados reciben un
material que se manda por correo electrónico con un formato juvenil y
atractivo. Incluye un diálogo entre una pareja recién casada, una parte teórica
para profundizar, un videoforum y una tarea para la pareja, que suele ser “dar
un paseo juntos, ir al cine o revisar las fotos de vuestra boda”.
Entrevistados por ACI Prensa, aseguraron que “hoy en
día estamos en una sociedad hedonista, relativista e individualista. Por
eso necesitamos de luz y esperanza en una sociedad que atenta contra el
matrimonio, la familia y su dignidad”.
“Los matrimonios jóvenes necesitamos formarnos,
conocer las etapas por las que pasará nuestro matrimonio, hablar sobre
sexualidad, paternidad o de las dificultades que podemos atravesar”, explicó
Mónica.
“Es importante saber que tras la idealización del
matrimonio luego llega la realidad, y para ello necesitamos la ayuda de matrimonios
veteranos que nos puedan guiar y sentirnos acogidos”.
Asimismo, defendieron que los matrimonios jóvenes necesitan
“sacerdotes cerca con los que poder tener una relación, donde nos abramos y
sintamos cuidados y queridos por Cristo a través de ellos”.
“Y por último, es bueno poder contar con otros
matrimonios jóvenes con los que poder compartir, rezar juntos y vivir un
matrimonio cristiano en comunidad. Necesitamos a Cristo en la oración y
encuentros con Él”.
Dios en el centro
“El matrimonio no es cosa de dos. Dios debe estar en
el centro. Somos Eduardo, Mónica y Dios siempre en el centro”, explicó
Eduardo.
Para la pareja, una de las claves es “la oración
conyugal, que acabe el día y pedirle perdón, darle gracias y también estar
muy cerca de los sacramentos, de la Eucaristía y también de la Penitencia”.
Mónica aseguró que la confesión “hace que se limpie
mucho mi mirada con respecto a mi marido”.
“El salir de mí hace que yo me pueda centrar en él. Es
necesario mucha oración personal, mucha oración conyugal, acompañamiento de
sacerdotes y saber que el Señor te ha regalado un don y ese es tu marido”,
defendió.
Para Eduardo, también es importante “dejar
todo en manos de Dios” y “saber que Dios está contigo y que si confías
en él todo va a ir bien. Yo, si lo llego a saber, me habría casado antes. Hay
que confiar en Dios y lo demás vendrá solo”, defendió.
“Muchas veces ponemos nuestro corazón en lo material y
nos olvidamos que el corazón hay que ponerlo en el otro, y en el Señor”,
aseguró.
POR ALMUDENA MARTÍNEZ-BORDIÚ
Fuente: ACI