CARF intensifica su campaña «Que ninguna vocación se pierda»
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Benedicto es un joven seminarista de Tanzania que se forma en estos momentos en el Seminario Internacional de Bidasoa |
Desde hace más de 30 años CARF (Centro Académico Romano
Fundación) se ha volcado en la ayuda en la formación de
seminaristas y sacerdotes de países pobres y de Iglesias en dificultades. A
través de sus becas han formado en estas décadas a miles de ellos, algunos de
los cuales son ahora obispos e incluso cardenales.
La importancia de que estos seminaristas y sacerdotes reciban una
buena formación para que repercuta en sus iglesias locales ha llevado a CARF a
lanzar la campaña “Que ninguna
vocación se pierda”.
Uno de estos jóvenes a los que ayudan es Benedicto Fredrick Patrick, seminarista de Tanzania de 23
años, y segundo de una familia de nueve hermanos. En este momento, estudia en
el Seminario Internacional Bidasoa de Pamplona, y éste es su testimonio:
Benedicto seminarista de
Tanzania, de una familia de nueve hijos
Mi nombre es Benedicto Fredrick Patrick, mi padre se llama
Fredrick Patrick Nyundo y mi madre se llama Edwina Evarist Muzi. Soy el segundo hijo nacido entre
los nueve hijos de mi familia, de los cuales siete son niños y dos son
niñas. Nací el 7 de agosto de 1998 en el distrito de Kibondo, región de Kigoma
en el país de Tanzania.
Mi diócesis es Kigoma y mi obispo se llama Joseph Mlola. Estudié educación primaria
en la escuela primaria de Nengo, mi educación secundaria en el seminario de
St. Joseph Iterambogo en la Diócesis de Kigoma y finalmente terminé los
estudios de nivel avanzado en el Seminario de Nyegezi de St. Mary que se
encuentra en la Diócesis de Mwanza en Tanzania.
Mi historia vocacional
Desde mi niñez me
gustaba acudir a la iglesia para colaborar como monaguillo y charlar
con el párroco. Después de terminar los estudios primarios, tuve la oportunidad
de ir al seminario donde mi vocación se acrecentó mucho.
Las celebraciones santas como celebrar la Santa
Misa todos los días, la confesión, el retiro y vivir la fraternidad con
los sacerdotes hizo que mi
vocación creciera más y tener el deseo de desear algún día ser sacerdote.
Pocos recursos económicos
A raíz de que mi
familia no tenía la capacidad suficiente para sustentar económicamente mis
estudios, gracias al Rector de Itambogo Padre Patrick Mahinja quien,
conociendo la condición de mi familia y mi intención de vocación, me permitió
terminar el seminario, aunque sin pagar todas las tasas requeridas.
Después de todo eso, la
luz de mi vocación siguió estando encendida gracias a mi Obispo Joseph
Mlola quien, junto con otra hermana llamada Sor Elimerinda, me apoyaron
para continuar con el Seminario en nivel avanzado.
Más tarde entré al seminario prepaudetico por un año en la casa de
formación de la vocación sacerdotal diocesana, para discernir mi vocación de
sacerdote al servicio de los demás. Gracias a Dios, en el año 2021 mi Obispo me envió a España a la
Universidad de Navarra para los estudios filosóficos y teológicos. Que Dios
me ayude a alcanzar el sacerdocio.
Necesidades apostólicas y
sociales de Tanzania
Las principales necesidades apostólicas y sociales de mi
país, especialmente de mi diócesis de Kigoma, son las siguientes: hay una gran necesidad de muchas
vocaciones sacerdotales y muchos jóvenes que como yo, no tienen
suficiente capacidad en sus familias para ayudarlos a obtener mejor educación
en el seminario donde podrían encontrar un buen ambiente para alimentar su
vocación.
Pero también, muchos
lugares no tienen suficientes sacerdotes para dar a la gente servicios
espirituales para fortalecer su fe y ver a Dios en su vida, lo que
también influyó mucho en mi vocación.
Experiencia en Bidasoa
Bidasoa es un
buenísimo lugar para vivir y ver a Dios. La gente vive más en hermandad,
ayudando a quien necesita ayuda y la gente es muy humilde. Por parte de los
formadores, todos son muy buenos y siempre nos ayudan a crecer espiritual y
físicamente con mucha caridad. Me gusta vivir en Bidasoa.
Quisiera dar gracias
a Dios por este don de la vocación sacerdotal. También
me gustaría agradecer a mi obispo, a mis formadores aquí en Bidasoa y de manera
especial a CARF y todos los demás benefactores por ser nuestros
patrocinadores de nuestros estudios aquí en la Universidad de Navarra. Qué Dios
les bendiga.
Puedes ayudar
a seminaristas de todo el mundo a través de la campaña "Que ninguna
vocación se pierda" pinchando AQUÍ.
Fuente: ReL