Tras años deprimida y en la Nueva Era, la Virgen le hizo descubrir la paz en Medjugorje
Blanca Llantada regresó a la fe gracias a un misterioso encuentro con el Espíritu Santo y la Virgen María |
Que Blanca Llantada naciese en una familia católica y fuese educada en un colegio del Opus
Dei no impidió que tras una difícil adolescencia se apartase por completo de la fe.
Testigo presencial del mundo de las drogas, su vida era "trabajar, salir
de fiesta y surfear". Tras una separación, sola y con dos hijas, alternó
varias depresiones que le llevaron a pensar cada día en el suicidio, pero el Espíritu Santo y la Virgen acudieron
a su encuentro.
Los primeros años de juventud de Blanca Llantada le hicieron
aprender que "el enemigo
va haciendo que te pierdas poco a poco: primero te quita la misa, luego las
oraciones e incluso las amistades que van a misa".
Ha contado al canal evangelizador El rosario de las 11 pm que durante
mucho tiempo solo quería
salir de casa y evadirse hasta que se casó. "La iglesia me importaba un pepino, no recuerdo nada de ella,
pero el banquete tenía que ser perfecto", recuerda del día de su boda. Su
matrimonio "fue un desastre" y recuerda los primeros años como
"la peor época" de su vida, que condujeron a su separación poco tiempo después.
Sola, con 2 hijas y 28 años, obtuvo la nulidad para no tener nada que le atase "en el
cielo ni en la tierra" con su exmarido mientras trataba de
superar una dura depresión
que le hizo sopesar el suicidio continuamente. "Mis hijas fueron
mi motor para seguir", relata.
Encadenando una depresión con otra, se acercó a las terapias
cercanas a la Nueva Era "buscando la felicidad sin
Dios" hasta que acabó "corroída por el poder, la soberbia y
la vanidad: era incapaz de encontrar la felicidad y la paz".
Agotada y sin fuerzas, siguió el consejo de su padre y fue a rezar
a la Virgen: "No te conozco mucho, pero cambia
mi vida", rogó.
Un "encuentro" con
el Espíritu Santo
Sin saberlo, aquel suceso marcaría "un punto de
inflexión" en su vida que llegó de la forma más inesperada. Cuando iba a
encontrarse con una amiga que quería hablarle de la película Tierra de María y Medjugorje, una paloma comenzó a seguir su
trayectoria sin separarse del capó del coche. "Empecé a chillarle,
reduje la velocidad, cambié de carril… me quedé súper extrañada", afirmó.
Al llegar con su amiga, esta le invitó a ir a una iglesia.
"Cuando entré, lo primero que me vino fue un olor muy fuerte a rosas, y mi amiga no olía
nada. Empezó la misa, y cuando el sacerdote pronunció el Evangelio me di cuenta
de que era Pentecostés: la
paloma que había visto esa misma mañana era el Espíritu Santo".
Convencida de que "estaba ocurriendo algo que no era capaz de
explicar o racionalizar" y que iba a cambiar su vida, fue a comulgar. "Me puse de rodillas y no me pude
levantar, empecé a llorar y el Señor me mostró todo el dolor que había
producido, los pecados que había cometido y el dolor que me había hecho a
mí misma. Cuando el sacerdote dio la bendición seguía llorando y tardé mucho en
poder levantarme", recuerda.
Después, las dos amigas vieron la película sobre Medjugorje y
Blanca solo tenía una petición a la Virgen: "Necesito ir a ese lugar".
Dedicada a María y a luchar contra el demonio
Desde ese día Blanca empezó a rezar todos los días el rosario y no
puede explicar por qué sabía
identificar a desconocidos que habían ido al pueblo de las apariciones en
Bosnia.
"Le dije [a la Virgen] que le regalaba el dejar de fumar su
ella me regalaba un viaje a Medjugorje", añade. Algo especialmente difícil
al encontrarse sin empleo y al cargo de sus dos hijas, pero "la Virgen lo cuadró todo: me
llamaron del colegio diciendo que había un dinero que se me cobró de más, 512
euros".
Una vez allí, subiendo el monte de las apariciones, Blanca cayó
desplomada durante 40 minutos y cuando despertó recordó la promesa que le había hecho a la Virgen.
Convencida de que tenía que dejar de fumar, rezó: "Solo dame la gracia, porque yo no puedo". "Al día
siguiente, salimos a fumar y vi que no es que no me apeteciese, sino que ni si
quiera olía el tabaco. Llevo
7 años desde entonces", añade.
Tras su regreso a España, Blanca se dedicó por entero a la oración, el ayuno y los sacramentos y
visitó una comunidad de sanación y liberación donde pudo recibir formación de sacerdotes y
exorcistas.
"Ayudamos a
personas a salir de sectas, a víctimas de brujería, también dentro de la Iglesia
y me fui especializando en demonología y liberación", comenta. Tras más de
6 años en este apostolado, Blanca ha visto "de todo" y recuerda
especialmente el caso de una
chica a la que ayudaron a salir de una secta satánica: "Intentaba
recibir el amor de Dios y el demonio no se lo permitía".
Un compañero para servir al
Señor
Tras siete años "sirviendo al Señor", Llantada rezó a San José por encontrar
"un compañero con el que servir al Señor", mientras observaba
como "el Espíritu Santo va trabajando tu vida y cambiando lo que hay
alrededor".
"Una señora me insistía muchísimo en que necesitaba una virgen de
Medjugorje porque se me había roto la mía. Me dijeron que un chico, Emilio Ferrando,
podría traerme una. Sin siquiera haberle visto, Blanca supo que aquel
hombre sería su marido.
Fuente: ReL