El Cardenal Charles Maung Bo, Arzobispo de Yangon y presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Myanmar, presidió la ordenación de 13 nuevos sacerdotes en la Catedral de Santa María de Yangon.
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Ordenación sacerdotal. Crédito: Daniel Ibáñez / ACI Prensa |
“Myanmar
necesita la reconciliación y el diálogo: por eso el sacerdote proclama la Buena
Nueva y trae la paz”.
Los
nuevos sacerdotes son de las diócesis de Yangon, Pyay y Pathein. Tres de ellos
son jesuitas, dos de la Orden de los Hermanos Menores y los demás son
diocesanos.
El
Cardenal Bo dijo además que “Myanmar está recorriendo el camino de la cruz. Los
sacerdotes están ante los altares y ofrecen generosamente sus vidas por la
Iglesia y por la nación”.
“El sacerdocio católico consiste en servir, no en mostrar autoridad sobre los
demás; consiste en curar a los heridos y a los débiles, no en hacer daño a los
demás; consiste en buscar la justicia, no en arrodillarse y rendirse, sino en
proclamar que ningún poderoso gobierna el mundo, porque Dios es el
Todopoderoso”.
El
Purpurado recordó que “los sacerdotes promueven la dignidad humana y la
justicia. Un sacerdote es Otro Cristo. Cristo es el modelo, el salvador y el
guía de los sacerdotes”.
“Nos
reunimos y rezamos con nuestras palabras y nuestros corazones: hay fe y
esperanza en medio de los desafíos, las lágrimas y la sangre que fluye no sólo
en Myanmar, sino también en el mundo”.
El
Cardenal resaltó asimismo que “Cristo ha elegido a los débiles para la Iglesia.
Los sacerdotes seguramente estarán llenos del Espíritu Santo. Los sacerdotes
podrán curar, salvar a otros y ser testigos de la verdadera libertad”.
“El
sacerdote está llamado a la santidad, a estar cerca de Dios y cerca de la
gente”, subrayó.
Una Iglesia “herida y
despedazada”
El
1 de febrero de 2021, el ejército de Myanmar derrocó al Gobierno de Aung San
Suu Kyi, tomó el control del país. Desde entonces la Oficina de Derechos
Humanos de las Naciones Unidas ha denunciado las “graves violaciones de
derechos humanos” en el país, que han dejado miles de fallecidos y desplazados.
Tras
un año de enfrentamientos, la violencia continúa en Myanmar. Los ciudadanos
protestan contra la toma del poder del ejército.
Asia
News reportó que la mañana del 10 de marzo la junta militar de
Myanmar bombardeó en un ataque aéreo
el convento de las Hermanas de la Reparación, causando graves daños.
El edificio ubicado en el pueblo de Doungankha servía de hospital y hogar de
las hermanas más ancianas de la comunidad religiosa. El 6 de junio de 2021 la
iglesia junto al convento también fue bombardeada.
En
medio de los constantes ataques militares aéreos y bombardeos en la ciudad de
Loikaw, capital del estado de Kayah, la Iglesia
Católica ayuda a miles a huir de sus hogares que están en
riesgo de ser destruidos, y les da alimento y refugio.
El
Cardenal Bo condenó el atentado
cometido el 24 de diciembre de 2021, víspera de Navidad, contra la
aldea de Mo So, en Hpruso, y que dejó al menos 35 muertos.
En
más de una ocasión el Papa Francisco ha pedido rezar por Myanmar. En la Audiencia
General del 2 de febrero de este 2022, el Santo Padre recordó “con
dolor las violencias que ensangrientan Myanmar”.
El
Santo Padre quiso hacer un llamamiento a los obispos “para que la comunidad
internacional actúe por la reconciliación entre las partes interesadas”.
“No
podemos mirar hacia otro lado ante el sufrimiento de tantos hermanos y
hermanas. Pidamos a Dios en la oración por la consolación del pueblo
martirizado. A Él le confiamos los esfuerzos por la paz”, dijo entonces el Papa
Francisco.