Pese a que los sacerdotes y catequistas de Burkina Faso son los principales objetivos de los terroristas, el país ha experimentado un aumento de las vocaciones sacerdotales en los últimos años
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Ordenaciones en Burkina Faso | © ACN. Dominio público |
Casi el
40% de los jóvenes varones del seminario filosófico interdiocesano proceden de
diócesis de la «zona de peligro», de las más afectadas por el terrorismo. No
obstante, y a pesar de todas las dificultades, el número de vocaciones en el
país sigue aumentando. Solo en el seminario de San Pedro y San Pablo, el número
de estudiantes ha pasado de 254 en el curso 2019/2020 -cuando el terror comenzó
a afectar directamente a la Iglesia en Burkina Faso- a 281 en el año académico
2024/2025.
La
vocación en tiempos difíciles
En el
pasado, algunos intentaron desafiar los riesgos para reunirse con sus familias.
Para Marius, un seminarista que cursaba su tercer año de Filosofía en el
seminario de San Pedro y San Pablo, esta temeridad tuvo un trágico final: fue
secuestrado por los terroristas en 2022 cuando tomaba una ruta prohibida por
ellos para visitar a su padre en un pueblo alejado bajo el control terrorista.
Nunca encontraron su cuerpo, su familia está convencida de que lo asesinaron.
«Otros seminaristas escaparon por los pelos», cuenta el rector. «Uno de ellos,
por ejemplo, había regresado a casa a pasar las vacaciones con su familia.
Mientras
estaba en el patio de su casa, llegaron los terroristas, cuyo objetivo inicial
era el padre, catequista, que afortunadamente se encontraba fuera de la casa en
ese momento. Sin embargo, los terroristas, bien informados, exigieron entonces
al hijo seminarista. Al oír sus amenazas, el seminarista saltó un muro y huyó
al campo al amparo de la noche. Aunque los terroristas lo persiguieron, no
lograron dar con él. Pasó un día entero escondido, a la espera de que pasara el
peligro para poder volver».
Según el
P. Sanon, el hecho de que tantos jóvenes de Burkina Faso quieran ser sacerdotes
a pesar de la crisis de seguridad del país se debe no sólo a una buena pastoral
vocacional, sino también a que los jóvenes encuentran fácilmente en su entorno
a personas «que, de forma visible, dan testimonio del amor de Cristo». En su
opinión, dado que la secularización aún no está tan extendida como en Europa,
en Burkina Faso es más fácil que surjan vocaciones «que en un contexto
materialista en el que ya no se espera nada de Dios».
Los retos
de la formación de los futuros sacerdotes
El rector
explica que el número de seminaristas en San Pedro y San Pablo es tan elevado
que ni siquiera hay sitio para todos ellos. «Hemos dividido salas comunitarias
en pequeñas unidades separadas por tabiques para alojarlos», cuenta. «Sin
embargo, estas condiciones distan mucho de ser ideales para sus estudios y,
además, tampoco bastan para alojarlos a todos. Por ello, nos hemos visto
obligados a alojar a 22 seminaristas en otro lugar y a enviar a otros once a un
seminario de Malí». El rector subraya la importancia de una buena formación de
los futuros sacerdotes para la credibilidad de la Iglesia. «Resulta crucial que
los futuros sacerdotes sean capaces de dar un testimonio auténtico de su fe»,
destaca. «Que hayan tenido un verdadero encuentro personal con Cristo y que el
Evangelio sea su alimento y su pasión».
Otro gran
reto para la formación de los futuros sacerdotes reside en los problemas de la
convivencia entre las diferentes religiones, agravados por la situación de
grave inseguridad en Burkina Faso: «En Burkina Faso hay diferentes grupos
terroristas. Algunos de ellos matan indiscriminadamente, ya sea a musulmanes o
a cristianos. Otros, en cambio, quieren imponer la sharía y atacan directamente
a los cristianos. Antes del terrorismo no había problemas de convivencia entre
musulmanes y cristianos, ni siquiera en el seno de nuestras familias,
compuestas a menudo por miembros de diferentes religiones. Muchos seminaristas
tienen padres musulmanes, y aunque al principio eso pudiera causar decepción,
al final no suponía ningún problema. En cambio, hoy, si no tenemos cuidado, la
cohesión social podría verse amenazada. Por eso es crucial enseñar a los
futuros sacerdotes a promover la comunión, porque la Iglesia, que está al
servicio de la sociedad, debe trabajar en aras de la unidad».
ACN con
las vocaciones de Burkina Faso
Dado que las
diócesis de Burkina Faso a menudo no pueden movilizar los recursos necesarios,
ACN las apoya en esta importante tarea. «Quiero expresar mi más profunda
gratitud a ACN y a todos sus generosos benefactores, que se sacrifican para que
podamos formar a los futuros sacerdotes de Burkina Faso», declara el P. Sanon.
«Algunos de nuestros seminaristas se encuentran en una situación precaria, pues
no reciben ayuda de sus familias que, a su vez, atraviesan una situación
desoladora ya bien porque viven como desplazados internos o porque los
terroristas les impiden recoger la cosecha. Gracias al apoyo de ACN, podemos
financiar su formación y la de sus formadores».
Y añade:
«A menudo, sólo apreciamos algo cuando lo hemos perdido. Aquí, si le preguntas
a alguien aquí qué es lo que desea, te dice que la paz. Que la gracia del Niño
Jesús llegue a todos los corazones. También pido paz para todos los
benefactores: una paz que sólo el Niño Dios puede traer, una paz profunda que
el mundo no puede dar».
En 2024
ACN ha apoyado a seis diócesis de Burkina Faso en la formación de sus futuros
sacerdotes. Además, la fundación pontificia también apoyó con estipendios de
misa a los formadores del seminario mayor interdiocesano de San Pedro y San
Pablo de Kossoghin (en la archidiócesis de Uagadugú) y del propedéutico de San
Ireneo de Toésê (en la archidiócesis de Koupéla).
Fuente: ACN/InfoCatólica