Este político australiano insiste en que “dar la muerte” no es la respuesta al sufrimiento sino que pasa por el “cuidado, el consuelo y la compasión”
Dominic Perrottet, con su esposa y cinco de sus seis hijos |
Se trata de Dominic Perrottet, miembro del
Partido Liberal, que representa al centro derecha del país.
Tiene
39 años, está casado y es padre de seis hijos. Él mismo es miembro de una numerosa
familia, pues es el tercero de doce hermanos y sus padres eran miembros del Opus Dei.
En
los medios internacionales Perrottet aparece por llegar al poder de este estado oponiéndose firmemente a legalizar
el suicidio asistido, cuyo proyecto está
en el Parlamento y que presentó el diputado independiente y abiertamente
homosexual Alex Greenwich.
Pese
a su declarada y pública oposición a la eutanasia y al suicidio asistido,
Perrottet ha dado libertad de voto a los diputados de su partido.
El
primer ministro de Nueva Gales del Sur asegura que la legalización del suicidio
asistido “cruzaría la línea” y representaría “una decisión que cambiaría la
cultura”. Argumentó, tal y como recoge La Nuova Bussola
Quotidiana, que si se acepta el principio subyacente de este
proyecto de ley “nada será
igual, ya que habríamos comenzado a definir el valor de una vida”.
En
este sentido, el proyecto presentado
por Greenwich y firmado por 28 diputados de distintos partidos prevé
la garantía del suicidio para las personas con una enfermedad terminal con una
esperanza de vida menor de seis meses o de doce meses si sufren una enfermedad
neurodegenerativa. La solicitud debería estar firmada además por dos médicos.
En
estos momentos, Nueva Gales del Sur es el único estado australiano en el que no está legalizado el
suicidio asistido por lo que la presión es muy alta. En 2017, una
propuesta similar fue rechazada por la Cámara pero por un solo voto de
diferencia.
En
esta ocasión, pese a la oposición firme del primer ministro, el resultado es
bastante incierto. El líder de la oposición Chris Minss, del Partido Laborista,
también está en contra de esta ley, pero está en minoría en su propia
formación. En el caso del
partido de Perrottet la división es también palpable, aunque los grupos
próvida están esperanzados por el claro posicionamiento del primer ministro.
En
una reciente intervención, Perrottet recordó que “este debate trata fundamentalmente sobre cómo
tratamos esa cosa preciosa que se llama vida humana”, por lo que
insistió en que “nuestra respuesta a esta pregunta define qué tipo de sociedad
seremos. Este proyecto de ley, en su corazón, establece un nuevo principio: que
podemos ayudar intencionalmente a acabar con la vida de algunas personas”.
Sin
embargo, este político australiano insistió en que “dar la muerte” no es la respuesta al sufrimiento sino que pasa
por el “cuidado, el consuelo y la compasión”. De hecho, dejó claro que
esta cuestión no es para él una mera cuestión abstracta y por ello habló del
caso de su abuela materna que padecía cáncer.
Por
ello, Perrottet dejó muy claro que el “suicidio asistido” no es la solución
sino la mejora de los cuidados paliativos hasta tener el
mejor sistema de paliativos “no sólo de la nación sino del mundo”.
Fuente: ReL