Tenía más que ver con su voto nazireo. Pero ¿qué es un nazireo?
Luca Giordano | Public Domain |
Sansón es un
personaje bastante complejo. En la cultura popular, se asocia generalmente
con fuerza bruta, traición romántica, heroísmo e incluso con nacionalismo.
Sin embargo,
algunos rasgos centrales de esta tristemente célebre figura bíblica —es decir,
otros rasgos además de su fuerza legendaria y su largo pelo— son relativamente
desconocidos para la mayoría.
La historia de
Sansón se encuentra en el libro de Jueces,
capítulos 13 a 16. Por lo general, se cree que es un típico cuento folclórico
que apunta a la edificación moral y espiritual de sus oyentes, muy al estilo de
Esopo.
Algunos
eruditos aseguran que Sansón es la adaptación israelita de héroes típicos
mediterráneos como el griego Hércules o el sumerio Enkidu, y algunos otros consideran
que la historia tiene también algunos elementos de verdad histórica.
Ya sea
legendaria o histórica, la mayoría de especialistas coincide en que las fuentes
de la composición del libro de Jueces eran historias relacionadas con la
pericia militar de líderes tribales que fueron capaces de librar a su
pueblo de diferentes amenazas. Esos líderes tribales recibirían el título
de jueces, de ahí el nombre del libro.
Sansón, el juez
El mismo Sansón
era uno de estos jueces. De hecho, fue el último y gobernó a su pueblo justo
antes del establecimiento de la monarquía.
El hebreo
original para ‘juez’ es shophet, que evoca, literalmente, a una persona
capaz de pronunciar un juicio, normalmente un líder prominente de la comunidad
que desempeñara el papel de magistrado jefe, líder militar y gobernante. En
pocas palabras, una especie de líder tribal o cacique.
Todos estamos
más o menos familiarizados con su historia: Sansón era un hombre de
notable fuerza y la perdió toda después de que su amante Dalila le cortara el
pelo.
Pero seguro que
hay más detrás de esta historia. ¿Puede realmente la fuerza de alguien
residir en su pelo? ¿Qué significa todo esto?
El relato
bíblico es más bien corto. El libro solamente dedica tres capítulos a esta
historia y presenta muy pocos episodios sobre su vida, principalmente
relacionados con el principio y el final de sus 20 años como juez.
Sin embargo,
esos tres capítulos son más que suficiente. Para empezar, da claros indicios
sobre las tensiones entre Filistea e Israel durante su periodo tribal temprano
en Canaán.
También
explican que Sansón recibió esta formidable fuerza para que le ayudara contra
sus enemigos: lo encontramos sometiendo a un león con sus propias manos y
decimando todo un ejército filisteo empleando solamente la mandíbula de un
burro.
Parecidos entre
Sansón y Jesús
Las lecturas
cristianas de esta historia reproducen a Sansón como una especie de
Jesús, es decir, una figura veterotestamentaria que presagia la de Cristo.
Sus historias
pueden ser similares en cierto modo. Ambos nacimientos fueron profetizados
por ángeles. Sansón nació de una mujer estéril y Jesús de una virgen. Sansón
derrotó a un león, Jesús derrotó a Satán (descrito, como bien es sabido, en la
primera Epístola de Pedro como “un león rugiente, buscando a quién devorar”).
La traición de Dalila se ha comparado típicamente con la de Judas Iscariote (de
hecho, ambas se pagaron en monedas de plata). Es más, algunos de los
primeros críticos medievales vieron en los brazos de Sansón estirados entre las
dos columnas del templo de Dagón una especie de prefiguración de la
crucifixión.
Sin embargo, y
quizás lo más importante, estos capítulos breves incluyen un detalle que la
mayoría de las representaciones populares de la historia dejan al margen: Sansón
era un nazireo. Pero ¿qué significa eso?
El voto nazireo
Tendremos que
mirar más de cerca el nacimiento de Sansón. Antes de ser siquiera
concebido, según cuenta la historia, su madre recibió la visita de un ángel.
No sabemos
mucho de ella, el libro ni siquiera menciona su nombre. Solamente sabemos que
era una campesina, que pertenecía a la tribu de Dan, que vivió en la aldea de
Sorá (no lejos de Jerusalén) y lo que el ángel le dijo: que “el niño va a
ser nazireo, consagrado a Dios desde antes de nacer” (cf. Jueces 13,1-7).
La palabra
nazireo o nazareo deriva del hebreo nazir. Tiene, y quizás no es de
extrañar, los mismos matices de la palabra latina sacer: ambas palabras
implican que algo o alguien ha sido “consagrado” y, por
consiguiente, “separado” del resto.
Los
investigadores explican que la noción de lo sagrado (que es lo que tanto nazir como sacer significan
literalmente) aspira a explicar el notable carácter de lo que se ha considerado
como tal al destacar su singularidad.
Consagrado
Aquello que es
considerado sagrado ya es de algún modo, por su propia naturaleza, “apartado”
del resto.
Debido a este
carácter excepcional, la persona u objeto considerado sagrado es, entonces,
consagrado, ya que el acto de consagración es un reconocimiento de su
excepcionalidad.
Sin embargo, la
noción de lo sagrado también funciona en la dirección contraria: algo o
alguien se vuelve excepcional como consecuencia de dicha consagración.
Después de
todo, es lo que significa literalmente consagración, es decir, hacer
algo sagrado, separándolo de lo profano.
Un nazireo es,
entonces, alguien sagrado. Que Sansón fuera “nazireo, consagrado a Dios”
implicaba que fuera “apartado”.
El capítulo
sexto del libro de Números describe
al detalle el voto de los nazireos.
El pelo
El texto no
escatima en información sobre las circunstancias bajo las que un nazireo puede
(o debe) cortar su pelo. Según se lee:
El Señor dijo a
Moisés: Habla en estos términos a los israelitas: Si alguien, sea hombre o
mujer, hace un voto especial –el voto de nazireo– con el fin de consagrarse al
Señor, deberá abstenerse del vino y de cualquier otra bebida embriagante.
Tampoco beberá vinagre de vino o de bebida embriagante, ni beberá jugo de uvas,
ni comerá uvas maduras o secas. (…)
Mientras esté
consagrado por el voto, ninguna navaja tocará su cabeza. Hasta que se cumpla el
plazo de su voto al Señor, estará consagrado y se dejará crecer el cabello.
Durante todo el tiempo de su consagración al Señor, no se acercará a ningún
muerto. Aunque mueran su padre, su madre, su hermano o su hermana, no incurrirá
en impureza a causa de ellos, porque él lleva sobre su cabeza la consagración
de su Dios. Durante todo el tiempo de su nazireato, es un consagrado al Señor.
Si una persona muere repentinamente cerca de él, haciendo impuro su cabello
consagrado, se cortará el cabello el día de su purificación, es decir, el
séptimo día. (…)
Ese mismo día
volverá a consagrar su cabeza. (…) Entonces el nazireo se cortará el cabello
consagrado, a la entregada de la Carpa del Encuentro, y lo echará en el fuego
que arde debajo del sacrificio de comunión. El sacerdote tomará la espalda ya
cocida del carnero, una torta sin levadura de la cesta y una galleta sin
levadura, y las pondrá en las manos del nazireo (…).
Después, el
nazireo podrá beber vino. Esta es la ley concerniente al nazireo. Si además de
su nazireato, promete con voto al Señor una ofrenda personal –según se lo
permitan sus medios– cumplirá el voto que hizo, además de lo que establece la
ley sobre nazireato.
La fuerza está
en el voto, no en el pelo
Si podemos
sacar algo en claro de estas prescripciones es que el pelo desempeña un
papel importante en el voto del nazireato.
Por tanto, no
es que la fuerza de Sansón residiera en su pelo (como cuentan las
representaciones populares del relato bíblico), sino en su voto, ya que su
largo pelo era consecuencia de toda una vida de consagración a Dios.
De hecho, la
moraleja de la saga de Sansón hace referencia a las consecuencias desastrosas
de sus repetidas violaciones del voto nazireo, entre las cuales el corte de
pelo de Dalila era solo una de tantas.
Sansón falló
voluntariamente a la hora de permanecer “aparte”, consagrado. Todo esto es más
grave, si cabe, si tenemos en cuenta que él mismo era un juez.
Sansón rompió
por primera vez su obligación religiosa al darse un banquete con una mujer de
la localidad vecina de Timná.
Ella era
filistea, como Dalila. Él quería casarse con ella, ignorando por completo las
reservas de sus padres por que su hijo se casara con alguien de una tribu hostil.
De hecho, incluso
celebró una gran fiesta nupcial que terminó en una violenta pelea… y con
la susodicha mujer casándose con otra persona (cf. Jueces 14,1-20).
Debilitado
Por supuesto,
la debilidad de Sansón por las mujeres filisteas terminó por conducirlo a los
brazos de Dalila, pero sus previas y repetidas violaciones del voto
nazireo (es inevitable asumir que había vino en la malograda fiesta nupcial y
que sin duda tocó los cadáveres de los 30 hombres que mató allí) ya lo habían
“debilitado” hasta el punto de volverlo en cierto modo negligente y, por
consiguiente, vulnerable.
Daniel Esparza
Fuente: Aleteia