Que suene la música
Dominicas de Lerma |
Hola, buenos
días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
La guitarra es
un instrumento que me encanta; cuando puedo, me gusta cogerla y estar ratos con
el Señor cantado alguna canción.
Ayer mismo,
después de haber tocado un tiempo un poco más largo por la tarde, me di cuenta
de que me dolían las yemas de los dedos.
Y es que en
realidad es normal, pues los dedos, sobre todo los de la mano izquierda que son
los que aprietan la cuerda contra el mástil de la guitarra para formar los
acordes, esa misma fricción con las cuerdas hace que duela un poco. Sin
embargo, cuando se coge con más práctica se va “haciendo callo” y se van
fortaleciendo cada vez más.
El Señor me
regaló ver que del mismo modo nos sucede con el amor. Nosotros hemos sido
creados para ser amados y para amar, para que nuestra vida suene para los demás
como una melodía.
Pero es real:
el amor siempre requiere de olvidarnos algo de nosotros mismos, y esas pequeñas
cosas siempre duelen un poco, como las yemas de mis dedos al tocar la guitarra.
Pero cuando realmente no dejamos que eso nos detenga, nuestra vida se convierte
en esa melodía que anima a los demás y que nos llena de alegría a nosotros
mismos.
Si tan solo
miráramos por nosotros mismos, a la más mínima incomodidad nos detendríamos y
dejaríamos de ver al Señor y a los demás. Es el Señor que te da el Don, la Fuerza
y quien te mueve a ello, tu solo tienes que acogerlo y no querer vivir de ti
sino de Él. Y así es como la música va fluyendo entre tus manos.
Hoy el reto del
mayor es que durante el día, cuando algo te detenga y te haga mirar más hacia
ti que hacia los demás, vuelvas a mirar al Señor que te dará la fuerza y el
impulso a apostar de nuevo por el Amor.
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!
Fuente:
Dominicas de Lerma