Desde 1858 se han reconocido 70 milagros y 7.200 sanaciones inexplicables
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Miles de enfermos, pero no sólo, son sumergidos en las piscinas de Lourdes |
La que a día de hoy es
una de las mayores advocaciones marianas del mundo está muy vinculada a los enfermos y a las curaciones físicas y
espirituales. De hecho, la primera de ellas se produjo el 1 de marzo
de 1858 cuando Catherine Latapie sumergió su brazo herido en el manantial y
quedó sanado.
En estos 163 años la
Iglesia Católica ha
reconocido un total de 70 milagros y
casi 7.200 curaciones inexplicables, siempre desde una exhaustiva
investigación científica. De hecho, en Lourdes hay una Oficina Médica encargada
de estudiar estas sanaciones y para ello utilizan 7 exigentes criterios.
Desde 1999 a 2018, en
dos décadas, se han
reconocido los últimos cinco milagros producidos en Lourdes, donde la
tecnología y la ciencia avanzada han debido rendirse ante la evidencia.
Estos son los últimos
cinco milagros, que tienen como protagonistas a dos franceses y tres italianos:
Jean-Pierre
Bély, milagro tras recibir la Unción de enfermos
Este hombre de 51 años sufría esclerosis múltiple y llevaba ya dos años en silla de ruedas cuando llegó a Lourdes el 9 de octubre de 1987. Si bien había perdido su capacidad de andar, después de haber recibido el sacramento de los enfermos se dio cuenta de que podía volver a mover los brazos y las piernas.
Jean-Pierre Bély decía que adquirió una fuerza espiritual desconocida en él cuando recibió los tres sacramentos de sanación de la Iglesia: la Reconciliación, la Eucaristía y la Unción de enfermos. Aseguraba que esta energía recibida se difuminó por todo su organismo provocando su curación instantánea. Se liberó en el acto de dolencias que sufría desde los 16 años.
Fue sólo después de
once años de investigación que su curación fue reconocida como
"correspondiente a un
hecho inusual e inexplicable” y declarado milagro el 9 de febrero de 1999.
Anna
Santaniello, la mujer que salió andando de la piscina
Esta mujer italiana de
41 años llegó a Lourdes el 19 de agosto de 1952 víctima de una descompensación cardíaca por enfermedad
mitral, consecuencia de una artritis reumatoide aguda, y a quien los
médicos no veían cura.
Esta malformación le
impedía caminar y hablar claramente. Asimismo, le causaba cianosis en la cara
y edemas en las extremidades inferiores. Según dijo al diario de «La Città» de
Salerno, “ya casi no lograba respirar y le dije a mi hermano que mi último
deseo era ir a Lourdes”, a donde llegó “viva aunque en camilla”.
Conducida a las
piscinas en camilla, salió por su propio pie: “el agua estaba helada, pero sentí inmediatamente algo que
hervía en el pecho, como si me hubieran restituido la vida. Después de
pocos segundos, me levanté con mis propias fuerzas y comencé a caminar,
rechazando la ayuda de los camilleros, que me miraban con incredulidad”. El 21
de septiembre de 2005 su curación fue declarada "milagrosa" por la
Iglesia.
Hermana
Luigina Traverso, la monja que sintió “un calor fuerte”
La monja italiana tenía
30 años cuando en julio de 1965 llegó a Lourdes por primera vez. Afectada por
una parálisis de la pierna izquierda, participó en las celebraciones tumbada en
una camilla. El quinto día de la peregrinación, durante la adoración, sintió un fuerte calor que
la invitó a enderezarse. Inmediatamente pudo mover los miembros inferiores
paralizados y el dolor desapareció.
Reconocido como milagro
11 de octubre de 2012, esta salesiana aún vive en su monasterio.
Danila
Castelli, milagro en las piscinas
La italiana Danila Castelli tenía 35
años y cuatro hijos. Se le diagnosticó un cáncer extraordinariamente virulento que le producía
tumores en cualquier parte del cuerpo. Sufrió ocho operaciones y vivía
atiborrada a pastillas para soportar los dolores.
En 1989 los médicos se
rindieron y le aconsejaron buscar tranquilidad para sus últimos días. Fue con su marido
a Lourdes, no buscando un milagro (ya habían ido otras veces con la esperanza
de la curación) sino para estar ante la Virgen en un último "viaje de
novios". Iba a morir con 43 años: quería pedir a la Virgen "que Ella
estuviese siempre cerca de mis hijos". Pero tras formular su oración, de
inmediato se sintió tan aliviada que el dolor desapareció. Y toda la
enfermedad.
Hermana
Bernadette Moriau, invitada a quitarse los dispositivos
Esta francesa,
religiosa de Bresles (Oise), se curó a los 69 años,
el 11 de julio de 2008 tras padecer una patología en la llamada cola de caballo
o cauda equina, agrupación nerviosa en el extremo de la médula espinal
fundamental para la movilidad de las extremidades inferiores y la funcionalidad
de los órganos pélvicos. Fue operada cuatro veces de la columna vertebral y se
veía obligada a tomar morfina para el dolor.
Rezando en la capilla
de su comunidad pocos días después de una peregrinación diocesana a Lourdes,
revive en su corazón un momento fuerte vivido en la Basílica de San Pío X
durante el sacramento de los enfermos: luego se siente invitada a quitarse el corsé y la férula que ha usado
durante casi veinte años, y descubre que su pie ha vuelto a su posición
normal. Después de los exámenes médicos, su curación fue reconocida como el 11
de febrero de 2018, precisamente día de la fiesta de Nuestra Señora de Lourdes.
J.
Lozano
Fuente: ReL