![]() |
@FundacionLuzon |
La periodista Luz
Sánchez-Mellado lo entrevistó enviándole las preguntas y él
respondió a su ritmo, activando las teclas de una tablet con sus ojos. Su
testimonio, a todas luces cobra ahora un sentido más profundo, cuando él ha
fallecido y en varios países se debate la cuestión de la eutanasia.
Luzón creía en Dios, en el amor y en la vida: «La vida es amor. No como, no hablo, no huelo, no me muevo, pero amo y sueño. Amaré la vida hasta el último segundo. Ahora mi vida es un pensamiento permanente. Pienso que la vida es hermosa porque me ha dado una mujer y unos hijos ejemplares. Pienso, más que nunca, que he sido afortunado…. Disfruto del disfrute de los míos. Sin ellos no viviría… Siempre quiero despertar mañana. Plantaría un árbol aunque el mundo se acabara mañana».
«La oportunidad de seguir siendo yo mismo»
Paco, como lo llamaban, afirmaba: «Creo en Dios. Me parece que el cosmos y la vida sin él no tienen sentido. Cada mañana agradezco a Dios el nuevo día…»
Cuando comenzó a sentirse enfermo, viajó por todo el mundo con su mujer para dar primero con un diagnóstico y luego con un tratamiento. Paco sabía que hoy por hoy no hay remedio para el ELA, pero creó una fundación -que de entrada dotó con un millón y medio de euros- para investigar la enfermedad y encontrar una solución médica.
La periodista le preguntó qué opinaba sobre las personas que con ELA decidían optar por la eutanasia: «Lo respeto profundamente», afirmó, pero inmediatamente aportaba su visión: «El Estado debe garantizar la supervivencia a quien decida continuar. Es el reto de la Fundación. Que la supervivencia no dependa del poder adquisitivo».
¿Se enfadó cuando le diagnosticaron la ELA? «No, no me enfadé con nadie -aseguraba-, pero me destrozó. Interioricé que tenía ELA pasado medio año y vi que podía ser una oportunidad de seguir siendo yo mismo». La enfermedad, en su caso, fue un filtro entre sus amistades: «Solo conservo tres amigos de mi pasado -confesaba-. Pero he ganado muchos: enfermos, médicos, científicos, los patronos de la Fundación y otras personas que me agradecen lo que estoy haciendo».