Tras rezar a la Madre de Dios, el 3 de
enero, II Domingo de Natividad, el Papa Francisco renovó sus mejores deseos
para el año que acaba de empezar y alentó a los fieles a alejarse, como
cristianos, de una mentalidad fatalista o mágica:
Asimismo, el Pontífice puso en guardia
sobre la tentación de "cuidar solo de los propios intereses, de seguir
haciendo la guerra - por ejemplo - de concentrarse solo en el perfil económico,
o vivir de un modo hedonista, es decir, buscando solo satisfacer el propio
placer".
Además,
el Santo Padre compartió la tristeza que sintió al leer la noticia de que en un
determinado país (no precisó el nombre), para escapar del confinamiento y tener
unas buenas vacaciones, más de 40 aviones salieron esa misma tarde.
"Pero esas
personas, que son buenas personas, ¿no pensaron en los que se quedaron en casa,
en los problemas económicos de tanta gente que el confinamiento ha acentuado, o
en los enfermos? Solamente, pensaron en las vacaciones y en hacer sus propias
cosas. Eso me apenó mucho", dijo Francisco.
Finalmente,
el Pontífice dirigió un saludo especial a los que empiezan el Año Nuevo con
mayor dificultad: los enfermos, los desempleados, los que viven en situaciones
de opresión o explotación.
"Con
afecto, deseo saludar a todas las familias, especialmente a aquellas en las que
hay niños pequeños o que están esperando un nacimiento. Un nacimiento es
siempre una promesa de esperanza: estoy cerca de estas familias. Que el Señor
los bendiga", añadió.
Antes
de despedirse, Francisco deseó a todos un buen domingo, "pensando siempre
en Jesús que se hizo carne precisamente para habitar con nosotros en las cosas
buenas y malas, siempre", y pidió como es habitual, que no se olviden de
rezar por él. "Buen almuerzo y hasta pronto", concluyó.
Ciudad del Vaticano
Vatican News