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La cruz tirada a un vertedero |
Para vivir esta vocación, contamos con la ayuda
de la Iglesia y de los sacramentos, contamos con la guía de nuestro Obispo,
siempre cercano a nuestra parroquia en tantas ocasiones, y nos necesitamos unos
a otros. En todo momento, debemos permanecer unidos, en caridad fraterna, para
que el Amor de Jesucristo se encarne en nuestras vidas y, a través de nosotros,
llegue a todos los hombres, especialmente a los más pobres y necesitados.
De la vocación y de la vida cristiana surge el
sentimiento religioso, un sentimiento muy hondo y arraigado en nuestro pueblo. Nuestro
Pastor aludió en su homilía a la profundidad y extensión del sentimiento
religioso presente en Andalucía, invitando a que este sentimiento sea respetado
en todo momento, ya que en él se toca lo más profundo y sagrado del corazón
humano, que es su dimensión religiosa.
En completa adhesión a estas orientaciones de
nuestro Obispo, quiero
expresaros mi tristeza por todo lo que está sucediendo estos días en nuestro
pueblo, en relación con la retirada y orden de
destrucción de la Cruz del Llano de las Descalzas. El sentimiento religioso se
expresa a través de símbolos e imágenes, y la Cruz es el símbolo cristiano por
excelencia.
Después de la retirada de la Cruz de las
Descalzas quiero ratificarme en mi posición, ya conocida por la alcaldesa de
Aguilar de la Frontera, a la que ofrecí[1] la necesaria voluntad de comunión
con el Ayuntamiento. A la regidora municipal mostré mi oposición respecto a las
decisiones municipales que suponían un atropello a la fe, ya que la Cruz, ahora
profanada, estaba
desprovista de todo contenido político desde hacía más de treinta años. Toda una generación de aguilarenses ha crecido
en torno a la Cruz como signo de amor y entrega, perdón y
misericordia. Lamento profundamente que se prive en ese lugar a las próximas
generaciones del precioso símbolo religioso que nos ayuda a construir un mundo
mejor.
Como párroco[2], no me corresponde entrar en la legalidad del hecho. En este terreno, he tratado en todo momento de respetar la legalidad vigente y me he mostrado disponible a dialogar con nuestras autoridades legítimas. Sin embargo, las cosas se podrían haber realizado de otra manera. Contemplar el símbolo de la Cruz arrojado en un vertedero y conocer la orden de su destrucción me ha producido un profundo dolor, ha provocado una herida en nuestros sentimientos religiosos.
Lamento no haber tenido la opción de custodiar nuestro
símbolo, del mismo modo que expreso el dolor de las Madres Carmelitas y nuestra
comunidad parroquial que habrían custodiado la Cruz y encontrado otro
emplazamiento privado para ella y ensalzar así su profundo significado para los
cristianos. Así, he tratado de manifestarlo a nuestras autoridades, con las que
mantengo buena relación, con el deseo de que hechos de este tipo no vuelvan a
producirse.
Ante el desasosiego provocado como sacerdote y
párroco de esta comunidad, solo quiero con mis palabras fomentar la armonía y
el perdón entre todos los vecinos de Aguilar. Siento con mis feligreses el dolor inmenso por
el daño causado a la libertad religiosa: la Cruz es símbolo, representación y
cimiento de nuestra sociedad de derecho. Vivir
con odio, resentimiento, rencor o presos de la crítica, como estamos viviendo
estos últimos días, no trae nada bueno y saca lo peor de nosotros, mientras nos
hace vivir en una sociedad agria que nos aleja de la comunión y la prosperidad.
La fraternidad universal, de la que nos habla el Papa Francisco en su encíclica
Fratelli tutti, no se construye por este camino.
A pesar de este triste acontecimiento, debemos
seguir adelante en lo fundamental de nuestra vida cristiana: “seguir a
Jesucristo y seguirlo con decisión”. Mantengámonos unidos en este seguimiento,
no dejemos que las ideologías, de uno u otro tipo, contaminen la pureza de
nuestro sentimiento religioso, que debe incluir en todo momento el perdón y la
reconciliación. Sigamos construyendo entre todos la civilización del amor.
Como en los meses pasados, desde ayer rezo
especialmente pidiendo perdón al Señor por las ofensas cometidas por la
retirada del signo de la fe, del signo de la Cruz. Dedico mi ministerio
sacerdotal a la oración por vosotros. Para ello nos encomendamos a nuestra
Patrona, la Stma. Virgen del Soterraño, y nos unimos también a la valiosa
oración de nuestras queridas Madres Carmelitas Descalzas y de las Hijas de
Cristo Rey, que son un verdadero pulmón espiritual para nuestro pueblo.
Recibid mi abrazo fraterno y mi bendición
Pablo Lora. Párroco de Aguilar.
[1] A la que ofrecí mi voluntad de colaboración
con el Ayuntamiento para el bien común de Aguilar.
[2] Como párroco y ciudadano, respeto las leyes legítimas y me he mostrado disponible al diálogo con nuestras autoridades locales, por si había otra forma de proceder en el respeto a los sentimientos de todos. Ciertamente, las cosas se podrían haber hecho de otra manera. Contemplar el signo de la Cruz arrojada en un vertedero y conocer la orden de su destrucción...