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Cristo fue rechazado igual que
los profetas
Sobre el texto, Francisco afirma:
“La imagen de la viña representa al pueblo que el Señor ha elegido y formado
con tanto cuidado; los siervos mandados por el propietario son los profetas,
enviados por Dios, mientras que el hijo es una figura de Jesús. Y así como
fueron rechazados los profetas, también Cristo fue rechazado y asesinado”.
En el relato, dice el Papa, Jesús
pregunta a los jefes del pueblo : "Cuando venga, pues, el dueño de la
viña, ¿qué hará con aquellos labradores?" (v. 40). Y ellos, llevados por
la lógica del relato, pronuncian su propia condena: el dueño -dicen- castigará
severamente a esos malvados y "arrendará la viña a otros labradores, que
le paguen los frutos a su tiempo" (v. 41).
Dios espera los frutos de su viña
El Papa afirma que, con esta
parábola, “Jesús pone a sus interlocutores frente a su responsabilidad” y
prosigue: “También hoy Dios espera los frutos de su viña de aquellos que ha
enviado a trabajar en ella”.
El Obispo de Roma a continuación
afirmó: “los que tienen autoridad en el pueblo de Dios pueden sentir la
tentación de seguir su propio interés en lugar del de Dios. Pero la viña es del
Señor, no nuestra. La autoridad es un servicio, y como tal debe ser ejercida,
para el bien de todos y para la difusión del Evangelio”.
Los buenos obreros de la viña del
Señor
Refiriéndose a la segunda lectura
de la liturgia de este domingo, el Papa hace notar que san Pablo “nos dice cómo
ser buenos obreros en la viña del Señor: todo cuanto hay de verdadero, de
noble, de justo, de puro, de amable, de honorable, todo cuanto sea virtud y
cosa digna de elogio, todo eso tenedlo en cuenta”. Con la vivencia de todos
estos valores “daremos gloria al Padre que nos ama con infinita ternura, al
Hijo que sigue dándonos la salvación, al Espíritu que abre nuestros corazones y
nos impulsa hacia la plenitud del bien”.
El Papa finalizó dirigiéndose a
la virgen María e invitó a los fieles a comprometerse a rezar el Rosario.
Ciudad del Vaticano
Vatican News