Ejercicios
espirituales
Hola,
buenos días, hoy Lety nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Una
vez al año tenemos Ejercicios Espirituales de 8 días completos, y este año los
empezamos hoy, 13 de septiembre y los acabamos el 20 de septiembre.
Es
un tiempo especial, y te preguntarás: ¿por qué?
Una
de las cosas que a mí más me impresionan es que se para toda la actividad del
Monasterio: no hay teléfono, no hay visitas, no hay tienda... solo se queda lo
básico funcionando, que es la cocina. Todo lo demás se detiene para dar paso a
lo más importante, que es la oración. Nuestra única actividad es orar estos
días.
Es
verdad que siempre oramos, pero muchos momentos oramos trabajando; ahora se
quita el trabajo para que el ejercicio solo sea del espíritu.
Viene
un sacerdote a darnos una charla por la mañana y otra por la tarde, donde el
Espíritu se vale de él para darte pistas sobre lo que quiere de ti el Señor.
Son unos días que solo los dedicamos a Él. Y, la verdad, son una gozada; se
pasan súper rápido, ya que, el estar largas horas con Él, no te cansa.
Muchas
veces vivimos momentos de angustia, de incertidumbre, de preocupación, de
inquietud... y no sabemos muy bien qué hacer, no sabemos para dónde tirar, ni a
quién acudir, porque te das cuenta de que ningún hombre tiene respuestas.
Pero
hay una persona que sí tiene una respuesta para darte; ese es Jesús, Él sí sabe
lo que necesita tu corazón, sabe cómo darte paz, confianza, serenidad, amor.
Cristo
quiere dártelo, necesita que tú acudas a Él.
Estos
días lo único que quiero hacer es pasarme largos ratos a los pies del Sagrario
y descansar mi corazón en Él, porque es verdad que a veces siento incertidumbre
hacia el mañana, y solo Jesús me puede regalar confianza en Él; o siento impotencia
ante un problema que me gustaría que se solucionase y no llega la solución, y
solo Él me puede dar paciencia; o siento frustración ante una realidad que no
me gusta y querría cambiarla, y solo Él me puede dar su amor para entender que
todo está bien hecho.
Solo
a sus pies he descubierto una y otra vez que está mi salvación. Que en Él está
todo lo que necesito. Y siempre que me siento con Él, nunca me levanto igual:
Él me desmonta mis razones y me da su amor.
Hoy
el reto del amor es sentarte con Él, dejarle lo que te oprime en el corazón y
pedirle su amor; no importa lo roto que esté, Él quiere levantarte y empezar un
día nuevo contigo, pero vete un rato a un Sagrario y habla con Él: te aseguro
que no vas a salir igual.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma