La vida según el Evangelio es así: es pasión por Dios y por el hombre, que conduce a amar con la misma intensidad el cielo y la tierra
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Al recibir en
audiencia a la Orden de los Siervos de María, el Papa León XIV invitó a volver
a las fuentes para mirar mejor al futuro, escuchando el grito de los pobres,
viviendo según el Evangelio, promoviendo la ecología integral y la devoción a
la Virgen. “Que María les muestre – les dijo – cómo permanecer junto a las
innumerables cruces para llevar allí consuelo, ayuda y el precioso pan del
afecto”
Fraternidad,
servicio y espiritualidad mariana: son las tres vías que el Papa señaló al
recibir durante la mañana del 24 de noviembre, en el Vaticano, a los
participantes en el 215º Capítulo General de los Siervos de María, la orden
religiosa inspirada en la Regla de San Agustín, que se reúne hasta el 30 de
noviembre en Ariccia, no lejos de Roma, con el tema: “Ser Siervos en un mundo
polarizado para edificar lo que nos une, valorizando las diferencias”.
Los servitas
fueron fundados por siete amigos, un “caso casi único – subrayó León XIV – en
la historia de las fundaciones religiosas”, personas unidas por “una fuerte
amistad en Cristo”.
En un mundo
como el nuestro, esto es signo de una misión y una vocación particular: vivir y
llevar fraternidad, especialmente allí donde los hombres están divididos a
causa de los conflictos, de la riqueza, de las diferencias culturales, de la
raza o de la religión. En todos estos contextos, ustedes están llamados a ser
portadores de amistad y de paz, como lo fueron los “Siete” que, en sus ciudades
– también divididas por odios fratricidas – se convirtieron en mensajeros de
reconciliación y de caridad.
Mirar atrás
para tener una mirada profética sobre el futuro
La primera
invitación del Pontífice fue volver a las fuentes: “cuanto más se remonta uno a
sus orígenes – afirmó – más capaz se vuelve de creatividad y de profecía”. Por
eso, siempre es necesario mirar al Evangelio, a la Regla, a las Constituciones
y al patrimonio de espiritualidad que distingue al Orden.
“Estas fuentes
les ofrecen – subrayó el Papa – la clave exegética con la que, con la ayuda del
Espíritu, leer e interpretar lo que la Palabra de Dios les dice”.
El grito de
los pobres
El tercer
pilar, para el Papa León, es la escucha del grito de los pobres, “momento de
gracia en el que se reconoce lo que el Señor les ha dado”. Un triple retorno de
vida según las tres vías indicadas por el Pontífice como propios de la
fraternidad mariana: el servicio de los enfermos en nombre de los fundadores –
los Siete Santos – la dedicación a los enfermos, a los pobres, a las mujeres
que entonces, desde 1233, caracterizó la obra del Hospital de Fonte
Viva del Bigallo en Bagno a Ripoli, no lejos de Florencia.
“Y es la experiencia de servir a Dios en las llagas de los que sufren” – añadió
el Papa – que los ha llevado al encuentro con Él en la contemplación del Monte
Senario, cor unum et anima una in Deum (Regla, 3).
La vida
según el Evangelio es así: es pasión por Dios y por el hombre, que conduce a
amar con la misma intensidad el cielo y la tierra.
Seguir
sirviendo
En esta común
unión – les dijo el Obispo de Roma – nacen y maduran las cosas nuevas, que
luego se conforman, permitiendo estar presentes allí donde la humanidad parece
estar más herida, donde el Señor nos quiere.
En este
sentido, deseo animarlos en su servicio a los pobres – inmigrantes, presos,
enfermos – así como en su compromiso de promover una ecología integral para
proteger la creación y a las personas en los lugares donde trabajan”.
“Custodiando
estas raíces, déjense encorajar en vuestro servicio al pobre – imagen viva de
Cristo – y en la misión que, también hoy, da testimonio del amor de Dios por la
humanidad y del cuidado integral de toda la creación y de las personas que
participan en su obra”.
La
espiritualidad mariana
La última
exhortación de León XIV a los Siervos de María fue la de promover, como
“grandes y especiales enamorados de la Virgen”, la devoción a María, “fundada
en la Palabra de Dios y con sólidos referencias teológicas y eclesiológicas”.
Se congratuló también con el trabajo que se realiza en la Facultad
Teológica Marianum y en la atención pastoral de los numerosos
santuarios marianos de los que se ocupa la orden.
Que María,
presente junto a la Cruz, fuerte y fiel, les muestre cómo permanecer junto a
las innumerables cruces donde Cristo sigue sufriendo en sus hermanos, para
llevarles consuelo, comunión, ayuda y el precioso pan del afecto.
La Orden
mendicante de los Siervos de María está hoy compuesta por unos setecientos
frailes en varios continentes, pero cuenta también con la presencia de monjas
que llevan vida contemplativa en doce monasterios, religiosas pertenecientes a
veintiún congregaciones de vida activa, consagradas y laicos.
Benedetta
Capelli
Ciudad del
Vaticano
Fuente: Vatican News