“Según datos recientes proporcionados por organismos
internacionales, alrededor de diez millones de niños no tendrán acceso a la
educación en los próximos años”
![]() |
Pontificia Universidad Lateranense |
Superar la interacción exclusiva, aunque necesaria
durante la pandemia, a través de la pantalla de la computadora o las conexiones
del mundo digital para conocer gente real.
La Congregación recomienda que las comunidades
educativas compartan un nuevo pacto educativo para la formación de los jóvenes
y que las autoridades inviertan más en la educación
A pocos días de la reapertura de las escuelas en
Italia, y a las escuelas que entraron en funciones recientemente en otros
países europeos, una Carta circular de la Congregación para la Educación
Católica a las escuelas, universidades e instituciones educativas insta a todos
a "volver a poner en el centro la relación con la persona concreta y
real". La Congregación recuerda que en los meses de cierre de los sistemas
escolares y universitarios de todo el mundo se han comprometido a garantizar la
continuidad de la enseñanza a través de plataformas digitales, pero señala que
la eficacia de la enseñanza a distancia "ha estado condicionada por una
marcada disparidad en las oportunidades educativas y tecnológicas", lo que
ha aumentado la brecha educativa que ya existe en el mundo.
“Según datos recientes proporcionados por organismos
internacionales, alrededor de diez millones de niños no tendrán acceso a la
educación en los próximos años”
En la Carta se subraya a continuación "la
dramática situación de las escuelas y universidades católicas que, sin el apoyo
económico del Estado, corren el riesgo de ser cerradas o reducidas
radicalmente". No obstante, estas instituciones siguen poniéndose "al
servicio de la comunidad eclesial y civil, asegurando un servicio público
educativo y cultural en beneficio de toda la comunidad".
Educación y
relación
Por lo que respecta a la educación a distancia, en la
Carta se señala que "si bien es necesaria en este momento extremadamente
crítico, se ha demostrado cómo el entorno educativo formado por personas que se
encuentran, interactuando directamente y "en presencia", no es
simplemente un contexto accesorio de la actividad educativa, sino la sustancia
misma de esa relación de intercambio y diálogo (entre profesores y alumnos), indispensable
para la formación de la persona y para una comprensión crítica de la
realidad". Los jóvenes, las personas de hecho crecen juntas en el
encuentro con los demás. Las relaciones interpersonales son también "el
lugar" donde la investigación científica y la investigación académica
superan la fragmentación del conocimiento.
Formación de
los educadores
A lo largo de los años, y por último debido al
Covid-19, todavía podemos leer en el texto, que la forma de trabajar y el papel
de los profesores y educadores han cambiado profundamente.
“Su inestimable contribución (...) debe ser sostenida
a través de una sólida formación permanente que sepa responder a las
necesidades de los tiempos, sin perder esa síntesis entre fe, cultura y vida,
que es la clave peculiar de la misión educativa llevada a cabo en las escuelas
y universidades católicas”
El alma del
proceso educativo
Por lo tanto, la Congregación advierte que es
necesario "volver a poner en el centro de la acción educativa la relación
con la persona concreta y las personas reales que componen la comunidad
educativa" y que no puede ser sustituida por una interacción mediada por
una pantalla o conexiones digitales.
“La persona concreta y real es el alma misma de los
procesos educativos formales e informales, así como una fuente inagotable de
vida debido a su naturaleza esencialmente relacional y comunitaria”
La cultura del
encuentro
Además, en la Carta se destaca, para el crecimiento
individual y colectivo, "la insustituible escucha sincera de la voz del
otro" y "una reflexión y planificación común". Por lo tanto, en
la base del proceso de formación está la "cultura del encuentro" que
incluye también la atención a la "casa común", "porque las
personas, al igual que se están formando en la lógica de la comunión y la
solidaridad, ya trabajan para recuperar la serena armonía con la
creación".
Compromiso con
las nuevas generaciones
La pandemia que ha golpeado a todo el planeta "ha
puesto de manifiesto con fuerza la necesidad de un pacto educativo cada vez más
comunitario y compartido", se lee en la Carta, por lo que los institutos
educativos católicos están llamados a "formar personas dispuestas a
ponerse al servicio de la comunidad", personas "capaces de superar la
fragmentación y la oposición y reconstruir el tejido de las relaciones para una
humanidad más fraternal". Para ello es necesario construir "una red
de cooperación más integrada", punto de partida para fijar algunos
objetivos esenciales hacia los que puedan converger "modelos de
convivencia alternativos a los de una sociedad estandarizada e
individualista".
“Se necesita un proyecto educativo renovado a largo
plazo, basado en exigencias éticas y normativas compartidas”
Solidaridad con
las comunidades educativas
El texto distribuido por la Congregación para la
Educación Católica concluye expresando su cercanía y aprecio a todas las
instituciones escolares y universitarias católicas que han garantizado el
desempeño de sus actividades, a pesar de la actual emergencia. Y con la
invitación a los responsables de la sociedad "a dar mayor importancia a la
educación en todas sus dimensiones". En este momento, se revela en la Carta,
se necesitan valor y esperanza. Y concluye:
“Que nos sostenga la convicción de que en la educación
habita la semilla de la esperanza: una esperanza de paz y de justicia”
Adriana Masotti – Ciudad del Vaticano
Vatican
News