El
Cardenal Pietro Parolin estuvo este martes en Calabria, en el Santuario de
Torre Ruggiero, donde celebró la misa de la fiesta de Nuestra Señora de las
Gracias
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El cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado vaticano (ANSA) |
Este
martes 8 de septiembre, en visita al Santuario de Torre Ruggiero en Calabria,
el Secretario de Estado reiteró lo afirmado recientemente por el Papa sobre la
necesidad de eliminar de la más genuina devoción del pueblo los "elementos
criminales" o la "superstición".
No
más explotación de la imagen y el culto de la Virgen por parte de los
criminales. El Papa lo dijo claramente hace unos veinte días, escribiendo a la
Pontificia Academia Mariana Internacional para felicitarla por la creación de
un Departamento de análisis y estudio de los fenómenos criminales y mafiosos.
"Liberar la figura de la Virgen de la influencia de las organizaciones
criminales" había sido el deseo de Francisco que este martes, en otra
circunstancia y con tonos similares, encontró eco en las declaraciones de su
Secretario de Estado.
Tesoro para custodiar
El
Cardenal Pietro Parolin estuvo este martes en Calabria, en el Santuario de
Torre Ruggiero, en la provincia de Catanzaro, donde celebró la misa de la
fiesta de Nuestra Señora de las Gracias. Una "pequeña Lourdes",
definió el lugar, situado en una tierra llamada a hacer referencia a sus
"recursos de fe, de cultura, de tradición, de trabajo" y a no olvidar
la "esperanza". Y "hablando del grandísimo tesoro" de la religiosidad
popular, el Secretario de Estado reiteró, con los periodistas que lo
interpelaron sobre el punto, la necesidad de "purificar la religiosidad
popular de elementos que no son propios, sobre todo si son elementos criminales
o elementos delictivos".
"Muchas formas de
superstición"
Y
sin embargo, no son sólo las "reverencias" de las estatuas de la
Virgen frente a las casas de los jefes mafiosos u otras formas de abuso lo que
debe ser extirpado de la piedad popular. Hay, señaló el Cardenal Parolin,
"también muchas formas de superstición" y, por lo tanto, "toda
una labor a realizar a la que los pastores se dedican con gran atención"
para preservar el "valor" de estas formas de devoción popular,
"de las que -concluyó- la Iglesia no puede prescindir precisamente porque
en todas las situaciones apoya la fe".
Alessandro
De Carolis - Ciudad del Vaticano
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