Piedras
azules
Hola,
buenos días, hoy Lety nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Hace
unos días acabamos la capilla que estábamos construyendo a la Virgen de Fátima.
Ya barnizada, colocada en su sitio, ahora tocaba poner las figuras: por un lado
la Virgen con los tres pastoricitos y, cómo no, también el ángel con la
Eucaristía.
Colocamos
una peana para levantar la Virgen un poco y pusimos unas piedras blancas en el
suelo. Quedaron preciosas, pero Joane me dice:
-Tengo
unas piedras azules para poner entre medias y, además, por la noche se
iluminan.
Me
quedé sorprendida y me pareció genial, las dispersamos y quedo muy bonito. Por
la noche no pude aguantar y, nada más anochecer, me fui a la capilla a ver las
piedras azules... ¡y era verdad!, lucían y, además, daban un tono cálido
precioso de recogimiento y oración. Esas piedras, que nunca hubiera apostado
por ellas, ahora eran las que daban vida.
Me
quedé un rato orando con María, dándole gracias por todo lo que hace en nuestras
vidas y presentándole a todas las personas que piden nuestra oración.
Mirándolo
me daba cuenta de cómo las apariencias engañan: no imaginaba que un plástico en
forma de piedra iba a dar vida a la capilla. Cuántas veces nos quedamos en lo
exterior y no somos capaces de saltar y de darle una oportunidad para que
brille.
Jesús,
cuando nos dejamos mirar por Él, siempre ve en nosotros estas piedras que
brillan, ama en nosotros aquello que nosotros rechazamos de nosotros mismos.
Nosotros
queremos lo limpio, lo perfecto, lo impecable. Lo dudoso lo dejamos de lado y
nos lo pensamos... Y ya lo débil, lo imperfecto, lo rechazamos por naturaleza.
En
cambio, Jesús ama en ti todo, y muere por ello, pero por lo que muere es por tu
pecado, por tu debilidad, por aquello que tú no amas de ti, por aquello que no
aguantas, por aquello que rechazas... por eso es por lo que Cristo se entrega,
para morir hoy por ti en la cruz, para resucitar y dar luz en aquello que tú
crees que está muerto. Porque en Él está la vida y solo en Él.
Hoy
el reto del amor es apostar por las piedras azules, fiarte de que tienen luz
aunque todo te diga lo contrario. Haz una llamada por teléfono a una persona
mayor y dedícale un rato, en ellos hay luz en la noche.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma