Sólo
“preocupa lo que conviene: la vida está bien si me conviene y cuando algo está
mal se desata la ira y la maldad”
2020.01.20 Delegación "Simon Wiesenthal Center" (Vatican Media) |
Esta
mañana el Papa Francisco recibió a una delegación del centro “Simon
Wiesenthal", un centro activo en el mundo en la lucha contra toda forma de
antisemitismo, racismo y odio a las minorías. En sus palabras pidió que,
“Debemos comprometernos en arar la tierra en la que crece el odio para sembrar
la paz”.
"Recordemos
también el pasado y tomemos a pecho las condiciones de los que sufren: así
cultivaremos el terreno de la fraternidad. Os animo a intensificar nuestra
colaboración en defensa de los más débiles”.
En
el mundo ha aumentado la indiferencia egoísta, que sólo “preocupa lo que
conviene: la vida está bien si me conviene y cuando algo está mal se desata la
ira y la maldad”, el Papa expresó su preocupación a la delegación del centro
“Simon Wiesenthal". Esta actitud es terreno fértil para los
“particularismos y populismos”, el odio crece rápidamente en estos suelos, al
respecto el Papa advierte que han vuelto a surgir brotes bárbaros de antisemitismo.
“No
me canso de condenar enérgicamente todas las formas de antisemitismo. Sin
embargo, para abordar la raíz del problema, también debemos comprometernos a
arar la tierra en la que crece el odio, sembrando en ella la paz”.
Ayudar a los más
débiles
Francisco
recordó que es a través de la integración, la búsqueda y la comprensión del
otro que nos protegemos más. Para ello dijo que es urgente “reintegrar a los
marginados, dar una mano a los que están lejos, apoyar a los que están
descartados porque no tienen medios ni dinero, ayudar a los que son víctimas de
la intolerancia y la discriminación”, afirmó.
El
centro “Simon Wiesenthal” es un Centro, activo en todo el mundo, Y tiene como
objetivo combatir todas las formas de antisemitismo, racismo y odio a las
minorías. Este centro contribuye en manera especial a mantener vivo el recuerdo
del Holocausto, a que no desaparezca la memoria histórica. Y desde hace
decenios existen contactos con la Santa Sede. Como les dijo el Pontífice,
comparten el “deseo común de hacer del mundo un lugar mejor en el que se
respete la dignidad humana, una dignidad que pertenece a todos por igual,
independientemente del origen, la religión o la condición social”.
Para
ello el Papa aseveró que es muy importante educar en la tolerancia y la
comprensión mutua, la libertad de religión y la promoción de la paz social.
Detenerse y mirar dentro
de nosotros
Tras
mencionar el 75 aniversario de la liberación del campo de concentración de
Auschwitz-Birkenau, que se conmemorará el 27 de enero, el Papa recordó su
visita a este campo en el 2016. Allí, dijo, me detuve para interiorizarme, para
rezar en silencio. Una vez más el Papa señaló que hoy en día, absorbidos por el
torbellino de las cosas, nos resulta difícil detenernos, mirar dentro de
nosotros mismos, callarnos para escuchar el grito de la humanidad que sufre. El
aniversario de la “indecible crueldad” que la humanidad descubrió hace setenta
y cinco años es un llamado a detenerse, a permanecer en silencio y a recordar.
Lo necesitamos, dijo, para no quedar indiferentes.
“El
consumismo de hoy también es verbal: cuántas palabras inútiles, cuánto tiempo
perdido en impugnar y acusar, cuántas ofensas gritadas, independientemente de
lo que se diga. El silencio, por otro lado, ayuda a preservar la memoria. Si
perdemos la memoria, aniquilamos el futuro”.
Por
último, el Papa mencionó la Declaración Nostra Aetate, que subraya que
nosotros, judíos y cristianos, tenemos un rico patrimonio espiritual común que
debemos descubrir cada vez más para ponerlo al servicio de todos. Siento que,
especialmente hoy, recordó, estamos llamados, ante todo, a este servicio: no a
distanciarnos y excluirnos, sino a hacernos cercanos e incluirnos; no a
favorecer soluciones de fuerza, sino a iniciar caminos de proximidad.
Patricia
Ynestroza-Ciudad del Vaticano
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