De la A a la V, descubre las palabras que revelan facetas del
misterio de la oración
Shutterstock
¿Qué es una oración? ¿Es una opción cuando tenemos tiempo? ¿Se
practica la oración de forma fracturada? ¿Leer salmos o un pensamiento a Dios
en el medio de nuestro día? Aquí tienes un abecedario de oración que te ayudará
a responder a todas estas preguntas.
ABBA
¿Cuál es la
originalidad de la oración cristiana? Es ser la oración del propio Cristo. De
hecho, cuando un discípulo vio a Jesús orando, un día le pidió: “Señor, enséñanos a orar” (Lc 11,1). Jesús no inventa
una oración para ser recitada. Él pone en nuestros labios, y el Espíritu Santo
pone en nuestros corazones, su propia oración: su plena confianza, su adoración
amorosa, su súplica ardiente, su alabanza incesante. En una palabra, este grito
característico: “Abba” (Padre).
ADORACIÓN
En latín, la adoratio evoca el envío de un beso, que el Papa no dudó en entender como un gesto de comunión, boca
a boca. En cambio, en griego, la proskynésis sugiere la postración: el hombre se reconoce como muy pequeño ante el
Infinito.
ALABANZA
Se trata de
alabar al Señor, de agradecerle con
nuestras propias palabras desde nuestros corazones y nuestra vida diaria.
Alabar a Dios por lo que es, por lo que hace por nosotros. Alabar al Señor es
aplaudirlo, agradecerle por ser Dios y llenarnos de felicidad. Debemos tener en
mente un hecho elevado de Dios cuando lo alabamos, para buscar en nuestras
vidas y en nuestra experiencia cosas por las cuales podamos alabar al Señor.
AMOR
“En la oración, lo que cuenta no es pensar mucho, sino amar mucho“, dijo santa
Teresa de Ávila. Y el beato Carlos de Foucauld: “Cuando amamos, quisiéramos hablar sin cesar del ser que amamos, o
al menos mirarlo sin cesar: la oración no es otra cosa que eso”.
BENDECIR
En la Biblia,
este verbo – literalmente “hablar bien de” – tiene una variedad de usos muy
diversa, desde la salutación rutinaria intercambiada en el camino, hasta la
expresión de los más altos dones de Dios. Por excelencia, el que bendice es
Dios, es la bendición que da vida. Y se bendice a alguien en el nombre de Dios
que es el único que puede bendecir. Las numerosas bendiciones utilizadas en la
vida cristiana siempre evocan -en menor medida- la bendición fundamental de la
Eucaristía.
CITA
¿Amamos a
nuestros hijos, a nuestro cónyuge, a tu amigo en el hospital, a nuestros
ancianos padres? ¿Basta con “pensar en ellos a veces durante el día”?
Ciertamente les complace, pero nunca reemplazará los escasos momentos que
pasamos con ellos, sin hacer nada más. Tenemos que ir a verlos. De lo
contrario, nuestras buenas intenciones no son más que malas excusas. Y si
queremos vernos, tenemos que tomarnos el tiempo, tenemos que pedir una cita.
Debemos hacer lo mismo con Dios, tomarnos por lo menos 15 minutos durante el
día para rezarle.
CON
Rezar no es un
fin, sino un medio. La meta es la vida con Cristo: “Que nunca esté separado de ti“. “Poder decir con el apóstol
Pablo: “Para mí, la vida es Cristo“. Para estar
con el Señor todo el tiempo, debemos de vez en cuando estar a solas con Él,
dejándolo todo por Él, para que Él esté en el corazón de todo.
CUERPO
El cuerpo es
fundamental en el momento de la oración. “Sus cuerpos son templo del
espíritu Santo” (Cor 6, 19), ha sido creado para ser entregado. Ayuda a
interiorizar las oraciones más sencillas y a expresarlas en una liturgia sobria
o grandiosa, en la oración silenciosa o en las oraciones aprendidas de memoria.
Hay un gesto de oración común a todas las religiones, aunque las
representaciones de lo divino difieran: de pie, sentados, postrados, manos
entrelazadas en adoración o manos levantadas en súplica…
ESTAR
Hemos demasiado
empleado el verbo “hacer” con respecto a la oración. El verbo más importante es
el verbo estar. Estar allí, con Él, en Él, a Él. Ese es el desafío de la
oración: ya no “hacer” la oración, sino “estar” en la oración.
FLECHASHay oraciones
vocales muy cortas que se lanzan hacia Dios como flechas en un momento durante
las actividades, y se llaman jaculatorias: gritos de angustia o de alegría,
admisión de la miseria o declaración de amor. Hay muchos versos de salmos que
pueden ser usados de esta manera: “¡Señor, ayúdame!”, “Oh Señor, nuestro Dios,
¡cuán grande es tu nombre en todo el universo!” “¡Mi alma tiene sed del Dios
vivo! “, etc.
JESÚS
“Siembra en
nosotros palabras que Te digan”, rezó Patrice de La Tour du Pin. El nombre de
Jesús es la oración más simple y fácil, accesible a todos, especialmente a los
pobres y a los que sufren. San Simón, el Nuevo Teólogo, explica: “La incansable repetición del nombre del amado con todo nuestro
corazón, con todos nuestras recursos de ternura, nos lleva con certeza a ser
los destinatarios del beso de amor”.
LITURGIA
La
liturgia es un “hacer” que ayuda a “estar” en la oración. A través de sus
ritos, palabras, gestos, cantos, música, la liturgia enseña a orar proponiendo
una experiencia: el encuentro con el Resucitado que conduce al Padre dando el
Espíritu.
MISA
La mayor oración
de la Iglesia es la Misa. Es la Comida a la que Dios invita a sus hijos para
llenarlos de gracia y recibir sus ofrendas. Es la fiesta del pueblo de Dios
llamado a la comunión y al intercambio. Es la cumbre donde culmina la oración de
Jesús dando la vida para salvar a la humanidad. Nuestra respuesta gratuita al
don de Dios en Jesús, hecho en la Iglesia, es la mejor acción de gracias, el
más bello canto de alabanza, nuestra más sublime oración.
OCASIONES
Aprovechemos
todas las oportunidades que la vida nos ofrece para reanimarnos y entrar en
comunión con Dios.
PERDÓN
¡Qué lejos
estamos de Dios mientras Él está tan cerca! Afirmamos su presencia, su
fidelidad, su cercanía y tenemos razón, pero al mismo tiempo debemos reconocer
la distancia que nos separa de Él. La distancia es infinita, y además es doble.
En primer lugar, hay una distancia ontológica, nuestra condición de criaturas.
Luego está nuestro pecado. No podemos entrar en la presencia de Dios sin
pedirle perdón.
PLEGARIA
Oración
personal y silenciosa, que consiste en detenerse para pensar en Dios amándolo,
“como un amigo que habla con un amigo y que debe callar para escucharlo” (San
Ignacio de Loyola). La mística Marta Robin sostenía: “Nunca se encuentra un alma que permanece en pecado rezando todos
los días“.
SALMOS
Para los que
tienen dificultades para orar, ¿por qué no dejarse llevar por la oración de los
salmos? La de todos aquellos que, desde hace milenios, cantan y recitan estos
“gritos de hombre” y los dirigen hacia el del Todopoderoso, la súplica, la
alabanza, la admiración, la exaltación, las lágrimas de aflicción, la
bendición, la acción de gracias… Todos los estados del alma se expresan en
estos 150 poemas centenarios que fueron la oración misma de Cristo.
SANTÍSIMO SACRAMENTO
San Juan Pablo
II iba más de diez veces al día a inclinarse ante el tabernáculo de su capilla
privada para saludar al Rey de reyes escondido bajo las más humildes
apariencias del pan eucarístico. “No hay ningún riesgo de exageración en la
atención dada a este misterio -dijo-, porque en este sacramento se resume todo
el misterio de nuestra salvación”.
SED
Jesús tiene sed,
su solicitud viene de las profundidades de Dios que nos desea. La oración, lo
sepamos o no, es el encuentro entre la sed de Dios y la nuestra. Dios tiene sed
de que nosotros tengamos sed de Él.
VACÍO
El cristiano,
cuando reza, no trata de vaciar, sino de llenar. Está imbuido de la Palabra de
Dios, y son estas “declaraciones de amor” de su Señor las que sustituyen los
recuerdos y las preocupaciones de su vida cotidiana. Existe, por tanto, un
abismo entre las técnicas de vacío mental que se enseñan a veces y el camino
real de la oración cristiana, en el que el silencio no es un requisito previo
indispensable, sino la consecuencia lógica de una escucha pacífica de la
Palabra de Dios.
VALOR
El valor de
nuestra oración no se mide por el número de grandes ideas o sensaciones
maravillosas que encontramos en ella, sino por el hecho de que, en este lugar
del mundo en el que estamos, en este momento de nuestra vida en el que nos
encontramos, nos atrevemos a exponernos al encuentro con
Dios. Un encuentro de ser a ser. La Biblia dice “cara a cara”. Los
autores espirituales dicen “de corazón a corazón”. ¿Qué es lo importante? Que
nos encuentre. Entonces tendremos alguna oportunidad de encontrarlo también.
VIDA
Nunca se dirá lo
suficiente, rezando “desde la vida”, desde sus encuentros fraternos, desde la
información, ¡es excelente! Y los jóvenes deben ser entrenados para hacerlo.
Pero es indispensable enseñarles también a orar de otra manera, “a partir de la
Biblia”, de la Palabra de Dios. De lo contrario, siempre es el hombre quien
habla durante la oración, pero Dios no puede pronunciar una palabra.
Por
el Padre Alain Bandelier, Jean Plya, el padre Pierre Descouvemont y Jacques
Gauthier
Tres Papas diferentes, un mismo pensamiento Vatican News La evolución a lo largo de los siglos de la posición de la Iglesia católica sobre e...
PAPA FRANCISCO
CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA
LA VOZ DE NUESTRO OBISPO D. JESÚS VIDAL
VIRGEN MARÍA
TESTIMONIOS DE FE
VISITA COMUNIDADES CRISTIANAS DE ZIMBABWE
ARTE AFRICANO DIÓCESIS DE GOKWE EN ZIMBABWE
LO HUMANO Y DIVINO
Dijo Dios: «Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; que domine los peces del mar, las aves del cielo, los ganados y los reptiles de la tierra». Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, varón y mujer los creó. (Génesis, 1,26-27)