Nunca
ha sido fácil ser cristiano y tener responsabilidades serias
La
mañana de este dos de diciembre, el Papa Francisco se ha dirigido a una
delegación de jóvenes emprendedores procedentes de Francia, y a quienes ha
hecho un llamado “para garantizar a todos la posibilidad de ganarse la vida
dignamente”.
Francisco
comenzó su alocución subrayando el papel que como jóvenes emprendedores
realizan en sus empresas y en la sociedad. También el Papa evidenció las
dificultades que cualquier compromiso con la justicia social enfrenta en la
actualidad: “Soy consciente de que no es fácil en la vida cotidiana conciliar
las exigencias de la fe y de la doctrina social de la Iglesia con las
necesidades y los límites impuestos por las leyes del mercado y de la
globalización”; al mismo tiempo consideró que estas dificultades son un momento
“para un auténtico e insustituible testimonio cristiano”.
Los bienes de la creación
y el progreso universal
Citando
la Lumen Gentium, 36, el Papa Francisco recuerda a los emprendedores que los
bienes creados “puedan ser adelantados [...] en beneficio de todos los hombres
sin excepción, y puedan ser distribuidos más convenientemente entre ellos y,
según su naturaleza, conducir al progreso universal en la libertad humana y
cristiana".
Prosigue
el Papa: “nunca ha sido fácil ser cristiano y tener responsabilidades serias.
El hecho de alejarse del mundo -en lo que es contrario a Dios y a su voluntad-;
el hecho de querer transformar este mundo y salvarlo con Cristo, puede llevar a
veces al martirio, como atestiguan San Pedro y San Pablo. Sin embargo, estos
gloriosos testigos nos muestran que el mensaje evangélico del que eran
portadores, un mensaje aparentemente débil comparado con los poderes mundanos
del poder y del dinero, no es una utopía, sino que, con el poder del Espíritu Santo
y el apoyo de la fe de los valientes discípulos misioneros, puede llegar a ser
una realidad, una realidad siempre inacabada, ciertamente, y a ser renovada”.
Exigencias del compromiso
cristiano
El
Papa evidencia los posibles conflictos con los que se pueden enfrentar los
empresarios cristianos y que a veces pueden llamarlos a silenciar sus
convicciones e ideales: supervivencia de las empresas, mantener los puestos de
trabajo, aumentar la productividad y conquistar nuevos mercados, uso de la
publicidad y por otro lado, la justicia social, “para garantizar a todos la
posibilidad de ganarse la vida dignamente. Estoy pensando en las condiciones de
trabajo, los salarios, las ofertas de trabajo y su estabilidad, así como en la
protección del medio ambiente”.
Criterios de
discernimiento
Recordando
el magisterio de la Iglesia, el Papa recuerda algunos criterios: primero,
“deben asumir su propia responsabilidad, a la luz de la sabiduría cristiana y
prestando una atención respetuosa a la doctrina del Magisterio" (GS. 43).
En
la Laudato Si, la consideración de que “todo está conectado” es un elemento
importante para ver las actividades económicas, con sus consecuencias para las
personas y el medio ambiente: “un grito de alarma por el deterioro de nuestra
casa común, así como por la multiplicación de la pobreza y la esclavitud que
innumerables seres humanos conocen hoy en día”.
En
tercer lugar, aunque nuestro aporte parezca modesto y produzca sentimiento de
impotencia, es esencial, afirma el Papa, quien prosigue haciendo notar “la
importancia de trabajar juntos, de hacer propuestas, de participar en las
decisiones políticas”, todo ello porque “es posible actuar para cambiar las
cosas de forma concreta”.
Conversión ecológica
“La
conversión es un proceso que actúa en profundidad: quizás un proceso lento,
aparentemente, sobre todo cuando se trata de convertir mentalidades, pero el
único que permite un progreso real, si se implementa con convicción y
determinación a través de acciones concretas”, insistió el Papa.
Francisco
subraya que "La espiritualidad cristiana propone una forma alternativa de
entender la calidad de vida y fomenta un estilo de vida profético y
contemplativo, capaz de regocijarse profundamente sin obsesionarse con el
consumo" Le invito, ya en su vida personal, a comprometerse en este camino
de sencillez y sobriedad; las decisiones que tengan que tomar en vuestro
trabajo sólo pueden ser más libres y serenas, y ustedes mismos sacarán más paz
y alegría de ellas. Porque "la sencillez nos permite detenernos a degustar
las pequeñas cosas, agradecer las posibilidades que la vida nos ofrece sin
apegarnos a lo que tenemos o entristecernos con lo que no tenemos"
(Laudato si', 222).
Manuel
Cubías – Ciudad del Vaticano
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