“Las religiones, de modo especial, no pueden renunciar a la tarea urgente de construir puentes entre los pueblos y las culturas”, recuerda Francisco
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El Papa saluda a un participante en el Encuentro promovido por el Instituto
para el Diálogo Interreligioso de Argentina IDI (Vatican Media)
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Francisco recibe en audiencia a los participantes en
el encuentro promovido por el Instituto del Diálogo Interreligioso de
Argentina, dedicado al Documento sobre la Fraternidad Humana firmado en febrero
en Abu Dabi y evidencia la importancia del diálogo entre las religiones y el
papel de los creyentes, llamados a dar respuestas a guerras, violencias,
corrupción.
“En el mundo precario de hoy, el diálogo entre las
religiones no es un signo de debilidad”: lo subrayó esta mañana el Papa
Francisco al recibir en audiencia en la Sala Clementina en el Vaticano a los
participantes en el encuentro centrado en el documento «Fraternidad
humana por la paz mundial y la convivencia común», firmado en Abu
Dhabi el 4 de febrero por el Santo Padre Francisco y el Gran Imán de Al-Azhar,
Ahmad Al-Tayyeb.
La difusión del
documento en América Latina
“Me complace también constatar que este Documento, de
carácter universal, se esté difundiendo también en las Américas” afirma el
Santo Padre iniciando su discurso, y se dice “convencido de que la
particularidad y la sensibilidad de países y continentes diferentes” pueden
“contribuir verdaderamente a una lectura detallada del Documento y a una mayor
y eficaz comprensión del mensaje que transmite”.
O construimos
el futuro juntos o no habrá futuro
“Las religiones, de modo especial, no pueden renunciar
a la tarea urgente de construir puentes entre los pueblos y las culturas”:
recuerda Francisco remitiéndose a lo dicho durante la Conferencia Mundial de la
Fraternidad Humana. Ha llegado el momento – agrega - de que «las religiones se
empeñen más activamente, con valor y audacia, con sinceridad, en ayudar a la
familia humana a madurar la capacidad de reconciliación, la visión de esperanza
y los itinerarios concretos de paz» (4 febrero 2019). Porque, asegura,
“nuestras tradiciones religiosas son una fuente necesaria de inspiración para
fomentar una cultura del encuentro”.
“Es fundamental la cooperación interreligiosa, basada
en la promoción de un diálogo sincero y respetuoso que va hacia la unidad sin
confundir, manteniendo las identidades.”
Un diálogo que
supera lo político
Se trata, dice el Papa, de una “unidad que trasciende
el mero pacto político”. Y a propósito de este Documento, el Papa recuerda a el
encuentro en febrero pasado con “un político europeo muy sabio” y que citando
la Conferencia de Yalta para la II Guerra Mundial, evidencia que este Documento
“crea fraternidad, supera los pactos, supera lo político – es política en
cuanto que es humano, pero la supera, la trasciende, la hace más noble”. “Este
es el camino” asegura Francisco.
Religiones no
son un sistema cerrado
La intención del Documento – explica el Santo Padre -
es adoptar la cultura del diálogo como vía; la colaboración común como
conducta; el conocimiento recíproco como método y criterio”. De ahora en
adelante se puede afirmar que las religiones no son un sistema cerrado que no
se puede cambiar, sino que con su propia identidad, - que es clave y no se
negocia, porque si no hay sometimiento - están en camino.
El papel de los
creyentes
El obispo de Roma prosigue su discurso hablando
de los creyentes, observados por el mundo constantemente “para comprobar cuál
es nuestra actitud ante la casa común y ante los derechos humanos”. Además,
agrega, el mundo “nos pide que colaboremos entre nosotros y con los hombres y
mujeres de buena voluntad, que no profesan ninguna religión, para que demos
respuestas efectivas a tantas plagas de nuestro mundo, como la guerra y el
hambre, la miseria que aflige a millones de personas, la crisis ambiental, la
violencia, la corrupción y el degrado moral, la crisis de la familia, de la
economía y, sobre todo, la falta de esperanza”.
Integrismo es
una peste
Hablando de la fraternidad como una realidad humana
compleja, a la cual se debe “prestar atención y tratar con delicadeza”,
Francisco subraya la importancia de demostrar que los creyentes son “un factor
de paz para las sociedades humanas” y así responder a quienes injustamente
acusan a las religiones de fomentar odio y ser causa de la violencia. Se trata
– asegura - de cambiar actitudes, “históricas”, y pone como ejemplo
y símbolo la escena de la Chanson de Roland, cuando los cristianos
vencen a los musulmanes y los obligan a elegir entre el bautismo o la espada.
Una mentalidad, dice Francisco, que hoy no podemos aceptar ni comprender ni
puede funcionar más. De ahí su exhortación: “Cuidémonos de los
grupos integristas, cada uno tiene lo suyo”. “Y tratemos con la fraternidad de
ir adelante”. "El integrismo es una peste”.
Sigan trabajando, es el aliento del Papa al final del
discurso. "Espero, dice, que este Mensaje de Fraternidad sea recibido por
la comunidad internacional, para el bien de toda la familia humana, que debe
pasar de la simple tolerancia a la verdadera convivencia y coexistencia
pacífica".
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