El
Pontífice recibe en audiencia en el Vaticano a los responsables de la pastoral
vocacional en Europa y, sin un texto escrito, dirige palabras de aliento e
indicaciones concretas para trabajar con los jóvenes
“El
trabajo por las vocaciones, no debe ser, no es proselitismo”: son las palabras
del Papa a los participantes en el Congreso de los Centros nacionales para las
vocaciones de las Iglesias de Europa, recibidos en audiencia este mediodía en
la Sala del Consistorio. Entregando el discurso preparado, Francisco comienza a
hablar espontáneamente de lo que le viene del corazón y asegura que el trabajo
por las vocaciones “no es encontrar nuevos socios para este club” sino
que “debe moverse en la línea de crecimiento indicado claramente por Benedicto
XVI”: “el crecimiento de la Iglesia es por atracción, no por
proselitismo”.
El diálogo con el Señor
Con
respecto a las “vocaciones” el Pontífice se detiene en la “capacidad de las
personas que ayudan” a encontrarlas, y dice:
“Ayudar
a un joven o a una joven a elegir la vocación de su vida, ya sea como laico,
laica, sacerdote, religiosa, es ayudar a que encuentre el diálogo con el Señor,
que aprenda a preguntarle al Señor: ¿Qué quieres de mí?”. Porque - precisa el
Papa – la vocación “no es una convicción intelectual”; “la elección de una
vocación debe venir del diálogo con el Señor, cualquiera que sea la vocación.
El Señor me inspira a avanzar en la vida de esta manera, a lo largo de este
camino. Y esto significa un buen trabajo para ustedes: ayudar al diálogo”.
Paciencia, escucha y
movimiento
A
continuación, Francisco habla de las “actitudes” necesarias para trabajar con
los jóvenes en busca de su vocación. Un trabajo que requiere tanta “paciencia”,
afirma, “tanta capacidad de escucha, porque a veces los jóvenes se repiten…”.
Además, señala el Papa Bergoglio, es necesario “rejuvenecerse, es decir,
ponerse en movimiento con ellos”, para “ayudarlos a encontrar la vocación en su
vida”. Esto cansa – constata Francisco - pero “¡es necesario cansarse!”
El desafío es “comunicar
con los jóvenes”
Finalmente,
el Papa se refiere al lenguaje de los jóvenes. “A veces – dice – nosotros
hablamos a los jóvenes como estamos acostumbrados a hablar a los adultos. Para
ellos tantas veces nuestro lenguaje es ‘esperanto’, no entienden nada”.
El
desafío que señala el Pontífice es “entender el lenguaje de los jóvenes, un
lenguaje pobre de comunión” – asegura - “porque ellos saben tanto de contactos,
pero no comunican”. Es necesario “comunicar con los jóvenes, la comunicación,
la comunión”. El Santo Padre habla de la necesidad de “enseñarles que está bien
la informática, tener algún contacto, pero que esto no es el lenguaje: es un
lenguaje ‘gaseoso’. El verdadero lenguaje es comunicar, hablar. Y éste es un
trabajo de filigrana, para hacer paso por paso”- asegura.
Entender a los jóvenes y
acompañarlos
“A
nosotros – prosigue el Papa – nos corresponde entender qué significa para un
joven vivir siempre ‘en conexión’. A dónde ha ido a parar la capacidad de
recogerse en sí mismo: “esto es un trabajo para los jóvenes”.
“No
es fácil”, constata el Papa, “pero no se puede ir con preconceptos o
imposiciones puramente doctrinales, en el buen sentido de la palabra: ‘tú debes
hacer esto’. No. Es necesario acompañar, guiar, y ayudar para que el encuentro
con el Señor les haga ver cuál es el camino en la vida".
“No
pierdan la esperanza y sigan adelante con alegría”, es el aliento de Francisco
en la conclusión, antes de invitar a los presentes a rezar juntos el Regina
Coeli, para luego bendecirlos.
María
Cecilia Mutual - Ciudad del Vaticano
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