En
la sala del Consistorio, el Pontífice recibe en audiencia a los participantes
en el Congreso de los Centros nacionales de vocaciones de las Iglesias de
Europa, centrándose en algunas líneas operativas: santidad, comunión y
vocación
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Audiencia del Papa a los participantes en el Congreso de los Centros Nacionales para las vocaciones de las Iglesias de Europa (Vatican Media) |
Síntesis del discurso
entregado
No
tengan miedo de aceptar el desafío de volver a proclamar la vocación a la vida
consagrada y al ministerio ordenado. ¡La Iglesia lo necesita! Es el aliento del
Papa Francisco a los 80 participantes en el Congreso de los Centros nacionales
para las vocaciones de las Iglesias de Europa, recibidos este mediodía en
audiencia en la Sala del Consistorio. En el discurso entregado, Santo Padre les
agradece por el trabajo que llevan adelante en sus respectivos campos y por el
esfuerzo de confrontarse y compartir experiencias, recordando asimismo que este
congreso tiene como objetivo “promover la realización del Sínodo de los Obispos
dedicado a los jóvenes”.
Recordando
la Exhortación apostólica Christus vivit, en la que alienta a crecer en la
santidad y en el compromiso por la propia vocación, el Papa anima también a los
presentes que trabajan en el así llamado Viejo Continente a creer que todo lo
que es tocado por Cristo se vuelve joven y se llena de vida”. Francisco
señala entonces tres líneas “particularmente importantes para él”: la santidad,
como llamada que da sentido al camino de toda vida; la comunión, como
"humus" de las vocaciones en la Iglesia y la vocación misma,
conjugándola con las demás: "felicidad", "libertad" y
"juntos"; y finalmente declinándola como consagración especial.
Santidad
Para
hablar de santidad el Papa parte de la vocación que es - dice - “un
camino que dura toda la vida”; “tiempo de la juventud en cuanto a la
orientación y la dirección que hay que tomar en respuesta a la invitación de
Dios”. Francisco afirma asimismo que “la vida se hace fructificar en la caridad
y esto concierne a la ‘llamada a la santidad’ que el Señor hace a todos, cada
uno a su manera”.
“La vida de uno está
ligada a la vida del otro y es necesario que cuidemos de esta santidad común
del pueblo”
Comunión
De
la comunión de la Iglesia surgirán nuevas vocaciones - dice también el
Santo Padre. Con un ministerio pastoral que "sólo puede ser sinodal",
es decir, “capaz de dar forma a un ‘caminar juntos’”, viviendo "más la
filiación y la fraternidad", fomentando "la estima mutua",
valorando "la riqueza de cada uno". Y constata que a menudo “en
nuestras comunidades, en nuestras familias, en nuestros sacerdotes, hemos
pensado y trabajado con la lógica mundana, que nos ha dividido y separado. Esto
también pertenece a algunos rasgos de la cultura actual y la dolorosa historia
política de Europa es una advertencia y un estímulo. Sólo reconociéndonos
verdaderamente como comunidades abiertas, vivas e inclusivas seremos capaces
del futuro”.
Vocación apasionada
Pero
es la palabra "vocación" a la que el Papa dedica la mayor parte de su
discurso: “una palabra que no ha caído en desuso”, que fue retomada con énfasis
en el último Sínodo, cuyo “destino sigue siendo el pueblo de Dios, la
predicación y la catequesis, y sobre todo el encuentro personal, que es el
primer momento del anuncio del Evangelio”. “Eliminar la palabra ‘vocación’ del
vocabulario de la fe”, en las propuestas a los jóvenes, “es mutilar el léxico
corriendo el riesgo, tarde o temprano, de no entenderse más entre sí". En
cambio, asegura el Papa, “necesitamos hombres y mujeres, laicos y consagrados
apasionados”.
La vocación es un sueño
del “nosotros”
La
vocación no es sólo ‘mía’ recuerda Francisco, es un sueño del nosotros, es
siempre para y con los otros. “El Señor nunca llama sólo como individuos, sino
siempre dentro de una fraternidad a compartir su proyecto de amor, que es
plural desde el principio porque Él mismo es Trinidad misericordiosa”. De esta
manera, “ofrece una mirada misionera compartida”, y “renueva la conciencia de
que en la Iglesia nada se logra por sí solo; que estamos en una larga historia
orientada hacia un futuro que es la participación de todos”.
“La pastoral vocacional no
puede ser tarea de unos pocos líderes, sino de la comunidad”
Arraigarse en Cristo
Ante
un contexto en el que la vida está fragmentada y, a veces, herida, incluso
dentro de la Iglesia, para Francisco acompañar y formar la vocación es dejar
que Cristo actúe de manera artesanal. "Arraigarse en Cristo es el camino
maestro para permitir que su obra nos recomponga. Así que, ¡Ánimo! ¡Cristo nos
quiere vivos!
María
Cecilia Mutual - Ciudad del Vaticano
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