"El objetivo final es prevenir actos de persecución religiosa en el futuro»
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Foto: REUTERS/Thomas Peter |
«Este no es solo un paso útil, sino también crucial. Hasta la fecha, la
respuesta de la comunidad internacional a la violencia por motivos religiosos,
y a la persecución religiosa en general, puede calificarse de demasiado escasa
y tardía», ha afirmado Mark Riedemann, director de Relaciones Institucionales
de ACN Internacional.
La Asamblea
General de la ONU ha aprobado recientemente una resolución que establece
el 22 de agosto como el Día Internacional de Conmemoración de las Víctimas de
Actos de Violencia Basados en la Religión y las Creencias.
La proposición,
presentada por Polonia con el apoyo de Estados Unidos, Canadá, Brasil, Egipto,
Irak, Jordania, Nigeria y Pakistán, fue aprobada el 28 de mayo y tiene «un
mensaje claro: los actos de violencia por motivos religiosos no pueden y no
serán tolerados por Naciones Unidas, los estados miembros y la sociedad», han
explicado desde la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN).
Para Mark
Riedemann, director de Relaciones Institucionales de ACN Internacional, «este
no es solo un paso útil, sino también crucial. Hasta la fecha, la respuesta de
la comunidad internacional a la violencia por motivos religiosos, y a la
persecución religiosa en general, puede calificarse de demasiado escasa y
tardía».
Además, «la
protección a aquellos que sufren violencia por motivos religiosos es también un
reconocimiento de la libertad religiosa: una aceptación de la realidad
sociológica de la religión en la sociedad, el papel positivo de la religión en
las sociedades para garantizar la pluralidad y promover el desarrollo
económico», ha subrayado Riedemann.
Un largo camino
Sin embargo,
para el responsable de ACN, «aunque es un paso importante, hay que seguir
avanzando». Hoy todavía son muchas las comunidades religiosas amenazadas. Por
ejemplo, «antes de la invasión de 2003, los cristianos iraquíes eran 1,3
millones. Hoy en día hay, en el mejor de los casos, 300.000».
De esta forma,
«corresponde a los Estados y a la sociedad civil garantizar que esta acción
simbólica se convierta en una acción significativa. El objetivo final es
prevenir actos de persecución religiosa en el futuro». El director de
Relaciones Institucionales de ACN Internacional propone, en este sentido,
el establecimiento de una plataforma dedicada de la ONU a la que los
representantes de los grupos perseguidos o de las ONG que trabajan con
ellos, puedan participar y proporcionar información de primera
mano sobre su situación y los retos a los que se enfrentan.
«Estos estudios
de casos servirían de base para reconocer las tendencias de las persecuciones,
los autores de tales atrocidades, cómo operan, cómo se financian y, al hacerlo,
ayudar a desarrollar un plan de acción acorde para prevenir tales actos en el
futuro. Las Naciones Unidas deberían trabajar para establecer un tribunal
internacional que aborde la cuestión de la impunidad de los actos de violencia
por motivos religiosos cometidos por grupos que van desde Boko Haram hasta
Al-Shabaab y Daesh».
Fuente: Alfa y Omega